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En la primera reunión de un funcionario de alto nivel de la administración del presidente Biden en territorio nacional, la embajadora Jacobson, coordinadora de las relaciones bilaterales en la frontera sur de los Estados Unidos, y funcionarios mexicanos encabezados por el canciller Ebrard, tres temas atrajeron la atención de los diplomáticos.

El primero, los flujos migratorios que vienen de Centroamérica alentados por la falsa lectura de que con los demócratas el paso a los Estados Unidos sería más fácil, pero nada más lejos de la verdad, y el paso de mexicanos ilegales que se ha desbordado llegando a 400 mil anualmente, migración que se acelera por los impactos que la pandemia ha causado en la economía de nuestros países.

La pérdida de empleo regional y la acelerada precariedad de los ingresos en Centroamérica y México son gasolina pura para este incendio migratorio que sin duda es de la mayor importancia para el gobierno norteamericano y su política interior tan delicada y rechazada por parte importante de sus ciudadanos. Para México representa un enorme gasto operativo mantener a la Guardia Nacional y al ejército en las fronteras sur y norte, detener el ingreso de centroamericanos con destino a la frontera americana y de la misma manera hacerlo en la frontera con Estados Unidos; nada fácil y muy costoso compromiso para nuestras maltrechas finanzas y la distracción de efectivos de seguridad para esa tarea descuidando la seguridad interior que mantiene índices muy altos de delincuencia. Llegar a acuerdos migratorios entre nuestros países es un tema muy complicado.

El segundo asunto es la política energética y los acuerdos del tratado comercial con EU y Canadá, de donde se derivan compromisos que si en nuestro país dieron pie a un torrente de amparos contra la ley que recientemente aprobó el poder Legislativo, en el caso de los inversionistas y empresarios de nuestros socios comerciales y también amparados por los acuerdos firmados por los gobiernos de los tres países, donde se enfatiza libre acceso al mercado energético y los acuerdos de reducción de combustibles contaminantes del medio ambiente, dando preferencia a las fuentes limpias y renovables, este tema es tan complicado como el anterior, ya que toca una zona sensible de la cuarta transformación y su visión de que el tema energético es y debe ser tarea del gobierno.

Por último, el asunto más publicitado de la reunión, quizá por que no representa ningún grado de complicación, fue el del préstamo de más de dos millones de dosis de la vacuna AstraZeneca que el gobierno del presidente Biden ofreció en calidad de préstamo al de AMLO al no estarse utilizando en este momento en la vacunación de nuestro vecino del norte, donde por cierto las cifras de personas vacunadas son envidiables, hasta tres millones por día. Biden les cumplió y logró antes de lo previsto en sus primeros cien días la cifra a la que se comprometió.

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