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AVES FABRICADAS CON MADERA DURA. FBuenos días, estimados lectores. Hoy la cacería de gazapos se adorna con un batidor de lujo. Nuestro vecino de página aquí en Novedades Yucatán, el ingeniero Raúl Asís Monforte González, un experto en el tema de las energías limpias y también conocedor del arte de hablar y escribir correctamente, envía hacia nuestra honda un bonito ejemplar hallado en las redes sociales: “Suministramos e instalamos torres para avistamiento de aves fabricadas con estructuras de madera dura de zapote, caseta de madera de teca y cancelería de aluminio. Solicite su presupuesto”.

Con cierta ironía don Raúl Asís nos pregunta: ¿Hay aves de madera dura de zapote? ¡Ah!, esa frase poco clara da lugar a más de una interpretación. Quien redactó esa propaganda ha cometido un vicio gramatical llamado anfibología. Según la gramática, el adjetivo (fabricadas) califica al sustantivo más cercano (aves); pero, la intención del redactor es que ese adjetivo califique al sustantivo “torres”. Lo correcto debió ser: Para el avistamiento de aves suministramos e instalamos torres fabricadas con estructuras de madera dura de zapote, caseta de madera de teca y cancelería de aluminio. Solicite su presupuesto.

También podría escribirse: Suministramos e instalamos torres fabricadas con estructuras de madera dura de zapote, caseta de madera de teca y cancelería de aluminio, para el avistamiento de aves. Solicite su presupuesto.

Por último, si tomamos como sujeto de la oración las “torres para avistamiento de aves”, con una simple coma colocada después de “aves” se daría el sentido correcto a esa locución: Suministramos e instalamos torres para avistamiento de aves, fabricadas con estructuras de madera dura de zapote, caseta de madera de teca y cancelería de aluminio. Solicite su presupuesto.

La impaciente resortera dirige la primera pedrada del día hacia las “aves de madera dura”, cae la pieza y la guardamos en la talega. Muchas gracias, apreciado vecino.

¿AFROAMERICANOS O AFRODESCENDIENTES? Ahora tenemos un supuesto gazapo. En su página de Facebook el cronista de la Ciudad, don Jorge H. Álvarez Rendón, comentó en días pasados la serie de Netflix llamada Brigerton, en la que, con desdoro de la Historia, se presenta a personas afrodescendientes como miembros de la nobleza londinense. Comenta el Lic. Álvarez: “El objetivo del director es que olvidemos la cuestión racial y aceptemos que todos somos iguales… muy bien para la actualidad, en la vida real, pero indebido cuando se recrea una época. Salta a la palestra la ilustrada dama doña Enna Rosa G, Cantón Arias quien, con su presencia, da realce a esta columna, y nos dice: “Sí es un absurdo que fueran duques en Inglaterra personas afroamericanas”. 

Como ahora se considera denigrante o racista llamar “negro” a un individuo de raza negra, el maestro Álvarez empleó la voz “afrodescendientes”; pues, si la acción sucede en Inglaterra, resulta impropio llamar a esas personas “afroamericanos”, vocablo éste que está de moda en Norteamérica. Lo ideal sería “afroingleses”, lo cual es un disparate según opinión de esta columna. Si esto fuera correcto, tendríamos afrogermanos, afrofranceses, afroitalianos, afrocanadienses, etc. Mejor decir afrodescendientes, según el neologismo del cronista meridano. Por ese motivo, en esta ocasión nos abstenemos de emplear la honda. Un afectuoso saludo, doña Enna Rosa. Hasta el próximo tirahulazo.

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