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El cómic, esa magnífica forma de expresión artística, goza de cabal salud. Pero mientras las grandes editoriales están conscientes de ello, a nivel educativo continúan sin implementar dichas herramientas didácticas que son del gusto de chicos y grandes. La reciente publicación de “Juegos de palabras”, de Aarón Cruz (Oceáno, 2019), es prueba de ello.

El trabajo de este joven como ilustrador y dibujante se inició en línea y en numerosos fanzines independientes o autopublicados, pero su trazo tiene una calidad intemporal que lo pone a la altura de muchos grandes caricaturistas. Sus historietas combinan lo fantástico, lo romántico y lo cotidiano en formas cómicas y nostálgicas que apelan lo mismo a jóvenes que adultos. En su caso, es notable la buena técnica de su trazo y el manejo de la paleta de colores, marcados por las influencias de algunos autores como BEF (quien, a su vez, abrevó de Hergé, creador de Tin Tin), pero también cuenta con una impronta diferente a la de cualquier artista actual. A pesar de que Aarón es muy joven -actualmente tiene 20 años-, le inquietan grandes temas universales como el amor y el desamor, la vejez y la muerte, lo surrealista y lo misterioso.

Este su primer libro inaugura una carrera promisoria en el mundo del llamado “noveno arte”. Aarón Cruz, oriundo del Estado de México, vive actualmente en la capital del país. Su amor por el dibujo se inició desde pequeño, pero no fue sino hasta los 16 años que comenzó a publicar su trabajo en la página de Facebook “Jaisenberg Cómics”. Asimismo, publicó su primer fanzine, titulado Ballon Comics, en la segunda feria de cómic de autor de la Alianza Francesa. La nieve, El mito de Sísifo, el escritor Edgar Allan Poe y su cuervo negro, el viaje del barquero de la muerte Caronte, la música, el eco o el simple proceso de maquillarse son algunos de los temas que inspiran las tiras cómicas que componen “Juegos de palabras”. Lo curioso es que, a pesar del título de este libro, la mayoría de sus viñetas carece de globos de diálogos, y cuando los tienen, se expresa con pocas palabras. Es decir que Aarón reinterpreta a través de imágenes las metáforas de un texto escrito. Tal es el caso de historias como “Algodón de azúcar”, “Gato imaginario”, “Barco”, “Nieve”, “Beso”, “Espejo”, etc.

Los títulos son suficientes para entender cada recuadro, y sus tiras cortas usualmente son contadas en cinco cuadros, pero otras se alargan a 10 o 15 viñetas, extendiéndose de 2 a 4 páginas en algunos casos. “Juegos de palabras”, publicado en la colección Historias Gráficas, es un perfecto ejemplo de literatura infantil y juvenil más allá del concepto tradicional y anacrónico que muchos tienen de lo que debe ser la lectura para niños y pubertos. No solo es entretenido y disfrutable, sino que estimula la imaginación y cierta complejidad en el pensamiento para interpretar los dibujos y el juego que realiza con términos comunes o frases populares. Sus 80 páginas llenas de color dan cuenta de ello.

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