Un letrero español
Felipe Escalante: Un letrero español
SE LES ARREGLA EL CULO A LAS VIEJAS. Desde la bella ciudad de Campeche el médico Eduardo Manuel Espadas Arnábar, apreciado ex condiscípulo en la escuela preparatoria del Colegio Americano, nos remite un rótulo con letras mayúsculas, tomado de una publicación española: “SE HACEN SILLAS TEJIDAS Y SE LES ARREGLA EL CULO A LAS VIEJAS”. El comentario de nuestro fraternal amigo es contundente: No entiendo si el autor del aviso es artesano o cirujano plástico.
Ese letrero merece dos explicaciones. En primer lugar, el aviso adolece de claridad, puede interpretarse en más de un sentido. Sería mejor decir se hacen sillas tejidas y se les arregla el culo a las sillas viejas. De lo contrario, podría pensarse que el cartel se refiere a damas de la tercera edad. Alistamos la honda y enviamos una certera pedrada a esa anfibología.
En segundo término, no se trata de cirugía plástica, como en broma dice el Dr. Espadas. En el 2009 realicé con mi esposa un paseo por Madrid. En la Villa del Oso y del Madroño algo nos llamó la atención: los madrileños empleaban la palabra culo con la mayor naturalidad, sin intención ofensiva. Les cuento dos de los muchos casos escuchados.
Irma y yo caminábamos por el Paseo de la Castellana y al preguntar a un transeúnte la ubicación del lugar a donde queríamos ir, aquél, con toda amabilidad, nos indicó cómo llegar allí y agregó: Vayan por esta calle; está muy bonita. Por la otra solo verán culos de casas.
Y al sintonizar la televisión durante un partido del Real Madrid, escuchamos decir al locutor: Fulanito se cae de culo (se quedó atónito y desconcertado ante algo inesperado) al tratar de controlar el balón. Ésta es una expresión coloquial, es como decir se cae de espaldas (sentir un asombro muy grande).
Entre otros significados de “culo” el Diccionario de la Lengua Española menciona la extremidad exterior o posterior de una cosa y cita como ejemplo culo del pepino, del vaso. (Por eso, un amable caballero habló de culos de casas). Asimismo, el propio lexicó define “culo” como la escasa porción de líquido que queda en el fondo de un vaso, o de una botella. Pude corroborar este significado con la guapa catalana Silvia Gómez Fumadó, quien, durante una visita que hizo a mi colega del despacho, Cristina Pérez Cordero, en una plática sobre el tema llamó “un culo” al poco líquido que queda en el fondo de un vaso; y con firmeza aseveró: en la península ibérica, “culo” no es una mala palabra.
Concluimos: el mencionado letrero español se refiere a la reparación del asiento de las sillas viejas y no a la cirugía plástica. Un fraternal abrazo, querido Eduardo Manuel. Hasta el próximo tirahulazo.