Con los ojos cerrados

Columna de Felipe Mendoza Milán: Con los ojos cerrados

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Vivimos en un mundo y una realidad que acostumbramos colorear con las intenciones más sanas, en el que nos presentamos como personas sensibles, educadas y preocupadas por el bien, esa sería una agradable noticia para todos, pero la verdad es que en muchas ocasiones nuestro comportamiento no se guía por tan recomendables conductas.

En realidad esto es un elaborado autoengaño social, en el que un gran número de instituciones se coordinan de manera tal que la conciencia particular resulta adormecida ante el dictado de la mayoría, la opinión de los múltiples sectores e instituciones que dan forma a la sociedad contribuye en muchas ocasiones a ocultar con una máscara de bondad acciones y actitudes mucho más cercanas al mal que al bien.

Nos encontramos con legislaciones como la del salario mínimo que le da un barniz de legitimidad a la explotación laboral, todos sabemos que dicho salario no permite cubrir las necesidades básicas de una persona, mucho menos es posible cubrir con tan escaso ingreso los requerimientos de una familia.

En nuestras familias formamos seres humanos que consideran que únicamente lo útil es lo adecuado, que la realización de la persona está determinada solo por su productividad laboral, creyendo que la misión exclusiva de los padres es brindar cada vez más y mejores
satisfactores materiales a los hijos.

Innumerables empresas se dicen responsables socialmente, pero en realidad atentan contra ella, ya sea inundando el mercado de productos que lejos de alimentar adecuadamente a la población, la colman de azúcares, grasas y conservadores que solo contribuyen a atentar contra la salud de quienes los consumen, o incentivando la ingesta de alcohol o tabaco, eso sí, recomendando su consumo responsable.

La estructura educativa está enfocada en brindar los conocimientos, habilidades y actitudes que permitirán a los estudiantes ser exitosos en el mundo laboral, contra lo que aseguren las escuelas, no necesariamente lo que hayan enseñado a sus estudiantes será utilizado para impulsar el bien y el desarrollo social.

Nos sentimos buenos por cumplir con los parámetros que la sociedad dictamina como adecuados, mientras por debajo de ella tratamos de ocultar ante los demás y ante nuestra conciencia el mal que realmente nos corroe, acabamos ciegos ante el mal por propio convencimiento.

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