Unidad Deportiva Inalámbrica: su deterioro

Jorge Castillo: Unidad Deportiva Inalámbrica: su deterioro

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Cuántas veces hemos escuchado en radio, televisión y/o las redes digitales de comunicación, que el ejercicio físico es un medio para el cuidado de la salud en general, además de ser recomendado para alejar a los niños y jóvenes de posibles adicciones o prevenirlos de enfermedades. A los adultos para manejar el estrés del trabajo o conflictos familiares y a los de la tercera edad para ayudarlos en sus enfermedades crónico-degenerativas, entre otros.

Los gobiernos federal, estatales y municipales hacen campañas dirigidas a la ciudadanía para incorporar en su vida diaria este hábito, diciendo que existe la infraestructura para la práctica casi de cualquier deporte o simplemente para el esparcimiento, llevar a los hijos a jugar, manejar bicicleta, para la lectura preferida, etcétera. Todos estarán de acuerdo con los posibles beneficios de dicha actividad, sin embargo, siempre existen en la sociedad diferentes factores económicos, sociales y culturales que poco o nada se consideran o no se les da la debida importancia para que esto sea una realidad y no se quede en publicidad y buenas intenciones.

Por ello quiero centrarme en uno de ellos, el cuidado y mantenimiento de las instalaciones para dicha práctica; tomo el ejemplo del deportivo público meridano Inalámbrica, construido en 1999, durante el gobierno constitucional de Víctor Cervera Pacheco, en los terrenos que un día fueron parte de una antigua unidad productiva -como tantas que rodeaban a la ciudad capital y que se fueron incorporando con su expansión desde los primeros años del siglo XX hasta hoy-. Para quienes vivimos en los alrededores de dicho complejo deportivo (colonia Inalámbrica, fraccionamientos las fuentes, Roma I y II, entre otros) somos testigos del deterioro de dicho lugar y que la pandemia de Covid-19 ha profundizado. El crecimiento de la yerba en el exterior del deportivo se ha vuelto un problema que llegó para quedarse, pues la poda se realiza tan irregularmente que los ciudadanos caminamos o corremos a lado de pequeños montes. La malla ciclónica que cierra todo el complejo está tan deteriorada que puede verse a simple vista partes de la misma vencida por algún viento fuerte y apenas sostenida con pequeñas varas de metal o amarradas a algún árbol del interior de los jardines.

El acabose es sin duda, la luz interior y exterior que rodea el deportivo y estacionamiento; desde mucho antes de la pandemia se fundieron varios focos y no los sustituyeron, lo que hace que después de las ocho de la noche sea prácticamente imposible hacer ejercicio, pues se convierte en un espacio tan oscuro con los consiguientes riesgos para la seguridad personal.

Este es un llamado ciudadano a quien corresponda; la administración de dicho complejo deportivo, la autoridad estatal y/o municipal, para poner atención en él y en cualquier otro espacio público de este tipo en la ciudad capital o del Estado. Recuerden, el dinero utilizado para cualquier obra pública, no es un favor y el sueldo que recibe cualquier funcionario de Gobierno proviene de las arcas públicas, es decir, de los diferentes impuestos y contribuciones que se recauda de los ciudadanos y a ellos debe regresar con buenos o excelentes servicios públicos.

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