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Casi simultáneamente, dos instituciones de investigación científica norteamericanas descubrieron hace un año un producto muy similar, que ya se empieza a conocer como ventanas inteligentes.


Hace algún tiempo comenté en este espacio algunos de los progresos que se están alcanzando con un material con propiedades fotovoltaicas que aún no ha iniciado su distribución comercial masiva, pero que ha demostrado importantísimos avances en su eficiencia, convirtiendo la luz solar en electricidad, cuyo nombre es perovskita.

A diferencia de las celdas tradicionales de silicio, que deben ser atrapadas entre dos piezas de vidrio o una de vidrio y otra opaca, la perovskita puede teóricamente aplicarse casi sobre cualquier material, rígido o flexible, y generar electricidad con la incidencia de la luz solar.


Investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley experimentaron manipulando la estructura química de un halogenuro inorgánico de perovskita, añadiéndole cesio, plomo, yodo y bromo, para lograr un material que responde al calor transformándose de transparente a opaco, al mismo tiempo que convierte la luz solar en electricidad.

Esta propiedad permitiría desarrollar aplicaciones tales como ventanas de vidrio que se tornen entintadas en un día soleado para bloquear la transmisión de calor al interior, y al mismo tiempo producir electricidad. Estas ventanas inteligentes podrían ser usadas en edificios, automóviles, y en pantallas de video espectaculares.


Este hallazgo no era lo que se proponían los investigadores del Laboratorio Berkeley, quienes estaban buscando mejorar la estabilidad de su prototipo, al cual añadieron cesio y entonces descubrieron que, si aplicaban calor, el material adoptaba la propiedad de volverse opaco, o transparente al volver a enfriarse.


Por otro lado, un equipo de especialistas del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) desarrolló un artefacto demostrativo que convierte la luz solar en electricidad, mientras se transforma de transparente a opaco, creando así las ventanas con tecnología termocromofotovoltaica, que son capaces de restringir al 3% de la luz en la porción visible del espectro solar que puede atravesar una ventana, y permitir hasta un 68% cuando está en estado transparente.

Con esta tecnología se puede contar con una muy buena celda solar cuando el sol brilla y una eficaz ventana cuando no. Existen tecnologías termocromáticas para vidrios, pero nada que convierta esa energía en electricidad.


La importancia de la investigación superior radica en encontrar aplicaciones prácticas y sostenibles, que puedan convertirse en productos exitosos mediante un plan estratégico de negocio, con un producto para solucionar necesidades sentidas de las personas en general. La ciencia al servicio de la eficiencia energética y de la lucha para revertir el cambio climático global. Fomentar la inversión en ciencia e investigación es estratégicamente prioritario para el progreso de nuestro país.

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