2023 fue un año terrible y quizás el mejor para la humanidad ¿y para México?

A medida que termina el año, los civiles están muriendo a un ritmo asombroso en Gaza y es posible que se esté reanudando el genocidio en Darfur...

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A medida que termina el año, los civiles están muriendo a un ritmo asombroso en Gaza y es posible que se esté reanudando el genocidio en Darfur. Un hombre acusado de 91 delitos graves lidera las encuestas presidenciales estadounidenses, y nuestras emisiones de carbono corren el riesgo de cocinar nuestro planeta.

Pero algo más también es cierto: en cierto modo, 2023 puede haber sido el mejor año de la historia de la humanidad.

¿Cómo puede ser eso posible?

Todos los años, Nicholas Kristof, editorialista del New York Times, publica una columna a fin de año en la que nos dice que, a pesar de todas las desgracias cotidianas que leemos en la prensa, la humanidad sigue avanzando. Como él nos recuerda ("This was a terrible year, and also maybe the best one yet for humanity", New York Times, 30 de diciembre), en 2023, solo 3.6% de los niños en el mundo murieron antes de cumplir 5 años. Eso quiere decir que 4.9 millones de niños murieron, una cifra que sigue siendo evidentemente inaceptable, pero en 2016 murieron un millón más. Por poner esta cifra en contexto, es importante recordar que en el siglo XIX casi la mitad de los niños no alcanzaban esa edad. En esa época, sólo uno de diez niños sabía leer y escribir, hoy 86% pueden hacerlo. Y ni hablar del acceso de niñas al sistema educativo. En 1970, sólo 65% de ellas tenía acceso a educación primaria, 90% en 2015.

En términos de pobreza extrema, lo mismo. Ésta afecta a 8% de la humanidad, según la ONU, cifra también inaceptable, pero cada día 100 mil personas salen de la pobreza. El acceso a salud, medicinas, educación y agua potable ha mejorado. En el año que terminó, prácticamente, se acabó de erradicar la polio, el gusano de Guinea (horrible enfermedad en la que por consumir agua contaminada se ingieren larvas de gusano que acaban saliendo del cuerpo de la víctima por sitios tan dolorosos como los genitales o los ojos), el tracoma (paralizante infección bacteriana) y se desarrollaron nuevas vacunas contra el virus respiratorio sincitial, la malaria, y nuevas técnicas de edición genética permiten tratar la anemia drepanocítica y varios tipos de cáncer. La humanidad avanza.

Pero este avance debe poner en perspectiva la tragedia que vivimos en México. Padecemos un gobierno en el que 30 millones de mexicanos han perdido acceso a salud pública (sumados a los 20 millones previamente marginados de ésta), hay una peligrosa escasez de medicinas (que ni remotamente se resuelve con la absurda mega farmacia recientemente inaugurada), no estamos vacunando masivamente a niñas contra el virus de papiloma humano, lo cual hará que muchas de ellas estén condenadas a morir de cáncer cervicouterino, y sólo estamos vacunando a un tercio de nuestros niños con el cuadro completo de vacunas, cuando antes más de 90% lo recibían. Esto sin considerar que este gobierno se ha gastado 135 mil millones de pesos que había en fideicomisos que tenían como objetivo desde aliviar por desastres naturales, hasta promover investigación científica.

Es importante también señalar que la erradicación de la polio se debe, en buena medida, a acciones del Club Rotario Internacional, y la del gusano de Guinea a la fundación establecida por Jimmy Carter; es decir, entidades de la sociedad civil. Si a eso le sumamos el hecho de que la Fundación Gates, también privada, ha donado más de 50 mil millones de dólares para temas de salud pública, educación e igualdad de género desde 1994, siendo una de las principales fuentes de fondeo de la Organización Mundial de la Salud, resulta absurdo que la 4T evite a toda costa asociaciones público-privadas, a pesar de que claramente no cuenta con recursos suficientes para resolver los retos que enfrenta.

Es importante recordar cuánto del avance en materia de ciencia y tecnología se debe a la inversión de empresas privadas y a la estrecha colaboración con gobiernos que han promovido la investigación científica y tecnológica. Según un estudio de la ONU ("Capitalism, the state, and the underlying drivers of human development"), el desarrollo de la humanidad en términos de ingreso, condiciones sociales y seguridad ha sido el resultado no del Estado o de los mercados, sino del funcionamiento conjunto del sistema capitalista en cooperación con Estados eficientes.

Es justo decir que la humanidad avanza. Pero, en el caso de México, lo hace a pesar de un gobierno populista irresponsable, que nos cobra caros sus trasnochados dogmas y que se para el cuello con lo hecho por administraciones previas.

Generación de empleo formal en México cayó 13.4% en el 2023

Durante el 2023 en México se crearon 651,490 puestos de trabajo formales. Este nivel implicó una caída de 13.4% en la generación de empleo respecto del año previo, cuando se crearon 752,749 plazas.

En diciembre, como parte del efecto estacionario, se dieron de baja 384,882 puestos de trabajo formal, una caída de 1.7% en comparación con el mes previo, de acuerdo con el reporte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Pese a que frenó el ritmo en la creación de estas plazas, este 2023 se anotó un nuevo récord de trabajadores formales, con un total de 22 millones 024,386 ocupados registrados ante el IMSS. De este total, casi 9 de cada 10 (86.3%) son trabajadores permanentes, mientras que un 13.7% son contrataciones eventuales.

Por su parte, el salario promedio de los afiliados al IMSS fue de 537.9 pesos diarios durante este año. Este nivel de ingreso medio implicó un crecimiento nominal de 10.5% en comparación interanual.

Construcción, el mayor crecimiento en creación de empleos. En el desglose por sectores productivos se observó que la industria de la construcción registró un incremento interanual de 8.1% en el total de empleos formales generados; el más pronunciado de todos los sectores.

Otros sectores que registraron crecimientos en la creación de empleos fueron el de transportes y comunicaciones (6.3%), comercio (3.9%), servicios para empresas (3.1%), servicios sociales y comunales (2.1%), industria eléctrica (1.6%) e industria de la transformación (1.2%).

En contraparte, el sector agropecuario y la industria extractiva registraron caídas de 1.4 y 2.9%, respectivamente, en la creación de nuevos empleos.

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