Abandono del sur de Quintana Roo

El sur de Quintana Roo se encuentra en un estado alarmante de abandono, y la indiferencia de las autoridades...

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El sur de Quintana Roo se encuentra en un estado alarmante de abandono, y la indiferencia de las autoridades municipales es cada vez más evidente.

Los alcaldes de Bacalar, José Alfredo Contreras Méndez, y de Othón P. Blanco, Yensunni Martínez Hernández, parecen ignorar las necesidades más apremiantes de sus comunidades, dejando a los habitantes en un estado de desesperanza y olvido.

En Bacalar, la situación es crítica. La colonia Diego Rojas Zapata lleva más de un mes sumergida en aguas residuales y de lluvia, resultado del rebosamiento de la planta de aguas residuales de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA).

Este escenario no solo es una afrenta a la dignidad de los ciudadanos, sino también un serio riesgo para la salud pública. Las aguas estancadas son un foco de infecciones y proliferación de enfermedades, mientras que las autoridades se muestran renuentes a actuar.

Por su parte, Chetumal enfrenta sus propios desafíos. Los habitantes sufren de deficiencias graves en los servicios públicos: la recolección de basura es ineficiente, el alumbrado público es escaso y las calles, llenas de baches y desfondes, se han convertido en un peligro constante.

Las calles están plagadas de basura, colchones y muebles desechados, lo que no solo deteriora la imagen de la ciudad, sino que también afecta la calidad de vida de sus habitantes, quienes se merecen una ciudad digna del estatus de capital.

La proliferación de mosquitos en Bacalar y Othón P. Blanco añade un problema más a la lista. Estos dos alcaldes, que fueron reelegidos gracias a los colores del partido Morena, han demostrado que su permanencia en el cargo no se basa en un desempeño adecuado, sino en la maquinaria política y económica que los respalda.

La promesa de una verdadera transformación real se ha desvanecido, y en su lugar ha surgido un desorden alarmante.

Es urgente que las autoridades estatales y federales intervengan en esta crisis. Los habitantes de Bacalar y Chetumal están cansados de la corrupción y la falta de atención a sus necesidades. Exigen acciones concretas que aborden la limpieza de sus comunidades, la restauración de servicios básicos y, sobre todo, la dignificación de sus vidas.

El sur de Quintana Roo no puede seguir siendo un lugar olvidado por sus gobernantes. Es hora de que se tomen decisiones firmes y se establezca un plan de acción que recupere la confianza de la población y garantice un futuro más digno para todos.

La voz de la gente debe ser escuchada, y su sufrimiento no puede ser ignorado. La transformación comienza con el reconocimiento de estas problemáticas y con la valentía de actuar, pero simplemente nadie mete las manos.

¿Hasta cuándo los habitantes del sur permitirán tanto atropello a sus derechos?

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