Morena ha comenzado su proceso de afiliación. La meta es conseguir 10 millones de militantes en todo México y, en Quintana Roo, unos 150 mil. Las dirigencias nacional y estatal confían en que podrán superar dichos números. En días recientes se desarrollaron reuniones con el propósito de afinar la estrategia, en la Ciudad de México. Después seguirá la credencialización. Es un tiro de largo aliento.

El partido más ganador de las pasadas elecciones deberá reivindicar su poderío. No en las urnas esta vez. Por lo tanto, es un reto diferente, porque simpatizantes y seguidores pueden cambiar de parecer de la noche a la mañana.

Para algunos sectores políticos, el morenismo atraviesa por una coyuntura frágil, cuando rebeldías y rupturas podrían amenazar la unidad; para otros, es sólo un síntoma propio del crecimiento, las victorias y la consolidación. Cuestión de perspectiva, que amerita otros análisis.

En el partido tienen claro que nada será fácil. Saben que se cuecen aparte "obradorismo", "4T", "gobiernos afines", "primera presidenta de la historia" y otros que han asegurado el triunfo en las casillas. Es decir: Morena tiene que convencer hoy a su gente, reclutarla y ponerla a trabajar codo a codo, para "transformar" desde la base. Definitivamente, son asuntos y tareas distintas. Lo dicho: nada será fácil.

En los siguientes meses, quienes representan al partido se moverán por todo el estado. "Suelo", "sudor" y "saliva" otra vez, como en campaña. Con un ojo en la afiliación y otro en el 2027. ¿Por qué no?

Desorbitado

Esta semana, para sorpresa de nadie en realidad, la que fue cúpula dirigencial del partido local MAS (desaparecido por no lograr el 3% de la votación en junio) se presentó en Cancún para conducir a Redes Sociales Progresando, con las siglas RSPQ, uno de los dos nuevos. En este espacio se ha explicado la historia de Pepe Monroy y Diana Laura Nava al respecto. Un "cuento chino" en el fondo.

Se consumó la trama: casi las mismas personas que fracasaron en el MAS, se pasaron al RSPQ para competir en 2027.

No sobra recordar que la ciudadanía premia y castiga en elecciones. El 2 de junio de 2024 condenó en las urnas al MAS. ¿Cómo reacciona el ciudadano cuando asimila esta jugada politiquera?