Al pan, pan y al vino, vino
“La mentira se derrota con la verdad. El error con el estudio. El mal con el bien...
“La mentira se derrota con la verdad. El error con el estudio. El mal con el bien y la bondad”, Santiago Martínez Sáez.
Desde finales del siglo XX hasta ahora se ha caracterizado por manipular el lenguaje. Podemos ver como la mentira es la reina en nuestra sociedad. Vivimos tiempos donde la mentira reina por todos lados, se puede mentir y te aplauden; se pueden decir verdades a medias, que si se completaran serían mentiras, y te siguen aplaudiendo; pero si dices una verdad, eres encasillado, fascista, eres un “ultra” y te pueden hasta golpear.
La mentira reina en muchas informaciones, con el propósito de aniquilar la verdad. La vergüenza se ha perdido en la posmodernidad, tenemos a muchos legisladores, que van a cobrar su sueldo, y se la pasan dormidos o ausentes o negando o aprobando todo lo que propone su partido sin debatir, y sin saber que dicen, ni que se legisla.
Además, se tiene la desfachatez de mentir con alegría, ya sea en entrevistas o en la vida diaria; se miente entre los esposos, para ocultar la verdad de lo que se hizo, la verdad del dinero que uno percibe; se miente con una sonrisa de inocencia, sabiendo que es mentira. Se miente en la política, entre los amigos, entre los novios, mienten los hijos a los padres y viceversa, se miente en los negocios, en las leyes, en las nuevas constituciones.
Se implantan modas, como en la época de los sofistas, imponiendo verdades que son mentiras. Lo que hoy se afirma, mañana se desconoce y se explica el sentido de esas palabras, cambiándolas por completo.
Cada vez es más fácil decir mentiras, se pueden decir sin problemas: son cosas que se pueden hacer sin que se note. Si un político, un artista, empresario o cualquier persona hablan mal de otra persona o mienten y trasciende y es publicado en los medios; siempre se puede decir que se trata de una opinión, o con un poco de más astucia, presentarlo como uno piensa. Y mi pensar ayer era uno y hoy es totalmente contrario. Se puede decir hoy lo contrario de ayer, pero ¿cómo puedo saber que pensaré hoy en la tarde o mañana? Y con toda tranquilidad se dice: "Yo nunca mentí, simplemente pensaba de otra manera", o "solo era una mentira piadosa" o "¿vamos a ser intolerantes?". También pueden decir que fue la inteligencia artificial quien lo dijo, que no era él o ella.
La corrupción invade la sociedad, y los políticos electos, que llegaron con discursos, donde prometieron y prometieron muchas cosas, al tiempo, pocos se atreven a hacerles frente.
Desfigurando la realidad, es imposible llegar al conocimiento de la verdad, y hoy en día parece que muchos se proponen que no lo logremos.
Tristemente la verdad es un escándalo, y las palabras sirven para mentir, para falsificar realidades: al decir que abortar es matar a un niño indefenso, eso sólo lo puede decir un fanático o intolerante. Al hombre fiel a su mujer se le llama mandilón, al cónyuge infiel se le llama auténtico, al empresario corrupto es un ejemplo de hacer buenos negocios, al bebé en el seno materno se le llama producto, al prudente se le llama cobarde; en el cine a la pornografía, violaciones, asesinatos se le llama arte; frustrada a la madre que se dedica a sus hijos; a la chava que quiere guardar su virginidad para el matrimonio es una tal por cual; el chavo que en la primera salida no busca irse a la cama con la chica, es un lento; al que perdona se le llama menso.
Si abrazas cualquier idea, vives libremente, si tienes convicciones y principios eres un fanático; si críticas, calumnias o difamas es simplemente una conversación necesaria.
La lista es interminable de la manipulación del lenguaje. En la historia cuántas guerras, cuántos malos entendidos, han iniciado con juegos de palabras, para terminar en luchas sangrientas de ideas e ideologías. Manipulando a la masa, que ya ni siquiera sabe por qué lucha, y cuál es la finalidad que tiene.
Con el uso correcto del lenguaje, evitaremos la auto demolición de la verdad, pensando con rigor, buscando la certeza de las palabras en todo momento y adecuando nuestra mente con la realidad.