Alfonsina, diputada pirata

La ley no se negocia y nadie puede estar por encima de ella. La legislación estatal es clara y requiere...

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La ley no se negocia y nadie puede estar por encima de ella. La legislación estatal es clara y requiere una residencia mínima de seis años en la entidad para poder ser elegible a una diputación… Y Alfonsina Leticia Padilla Medina, no cumple con la normatividad.

Pese a ello, la política del partido Movimiento Auténtico Social es diputada de la actual XVII Legislatura del Estado.

¿Por qué?

Dicen que por corrupción del Instituto Electoral, que permitió el registro como candidata plurinominal de esta mujer, pese a las contundentes pruebas que demuestran que Padilla Medina fue candidata a una diputación en el estado de Morelos apenas el año pasado, postulada por un partido llamado Bienestar Ciudadano.

Pese a que se ha demostrado con documentos que la flamante diputada no podía ser elegible, la dirigencia del MAS, a cargo de José Antonio Monroy, se defiende como gato boca arriba, dado que Alfonsina es una de las personas más allegadas al presidente partidista. Pero ni uno ni el otro cuentan con la residencia.

Nos cuentan que la diputada logró hacerse de una carta de residencia del municipio Lázaro Cárdenas, pero su desconocimiento es tal que no sabe ni siquiera dónde está situado Kantunilkín, cabecera de tal demarcación.

Fue así, con la presentación de una carta apócrifa, ilegal, como Alfonsina fue registrada como candidata a la diputación plurinominal.

De acuerdo a la legislación electoral, la posición que hoy ocupa la “no residente” en la XVII Legislatura tendría que estar en manos de Lucía Caamal Garrido, de acuerdo al orden de posiciones de la lista plurinominal del MAS. Ella sí, cabe subrayar, con los papeles de residencia en regla y como lo marca la ley.

Tal denuncia se encuentra ya en manos de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación quienes, tras analizar lo ocurrido, se verán obligados a bajar a Alfonsina de la diputación, pues las pruebas en su contra son inapelables.

¿Qué podemos esperar los quintanarroenses si una diputada, cuya función es crear y reformar leyes, es la primera en violarlas?

En este caso, la legislación no se presta a interpretaciones. Es clara al requerir seis años de residencia para poder ser postulada, y punto.

Lo de menos es soltar un billete y que lo hagan residente del municipio que usted, amable lector, elija, claro, en México.

Esa es la corrupción que, aseguran por ahí, en este país “ya no existe”.

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