¿Nos llevará el Tren?

Cumpliendo la orden que diera el presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita el mes pasado...

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Cumpliendo la orden que diera el presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita el mes pasado a la zona maya, este domingo se realizará en los 11 municipios del estado la “consulta ciudadana” para ver si va o no va el cacareado Tren Maya, uno de los proyectos emblemáticos de la 4T cuyo destino aún no se ve del todo claro.

De entrada, este ejercicio de consultar al pueblo bueno para que sea el que decida si se realiza o no el proyecto -en el que ya se invirtieron cientos de millones de pesos- es completamente innecesario, a menos que lo que se busque sea una excusa para cancelar de manera definitiva el tren y evadir la responsabilidad gubernamental.

Pero ese escenario es improbable. Quintana Roo ha sido y sigue siendo uno de los bastiones del obradorismo en el país por lo que es muy difícil pensar en que miles y miles de ciudadanos acudan a las urnas a votar por acabar con un tren que el presidente presume como su estrategia principal para estimular el desarrollo en el sur-sureste del país.

Y por esa misma razón el Tren Maya tampoco necesita legitimarse, como si era necesario hacer, por razones más políticas que técnicas, con la anulación del Aeropuerto en Texcoco y la construcción de un rechazado aeropuerto en Santa Lucía. En el estado cuenta con el respaldo del pópulo, sin lugar a dudas.

Si, por otro lado, lo que se pretende es que con el voto masivo por el SI al Tren Maya quienes se oponen al proyecto -grupos ambientalistas, comunidades, algunos ejidos y ciertos empresarios- dejen de dar lata, pues tampoco se logrará este objetivo, ya que la consulta no tiene ninguna validez legal o jurídica y podrán seguir dando pelea por la vía institucional.

Y si acaso, la única intención fuera seguir pintando al gobierno de la “Cuarta Transformación” de democrático, cercano al pueblo y bla bla bla, menos aún se justifica el ejercicio, ya que lo único que veremos será una simulación con una participación porcentual de ciudadanos nada representativa del grueso de la sociedad, eso sin considerar la irresponsabilidad de someter a la decisión de todos un proyecto que tiene muchas aristas técnicas y económicas alejadas de la comprensión de nosotros, la gente de a pie, que a fin de cuentas si las cosas salen mal seremos los únicos a los que nos lleve el tren.

Mejor que se dejen de consultas y trabajen, sin repartir responsabilidades, ni culpas futuras.

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