Aumento alarmante de la deuda pública mundial

El mundo enfrenta un escenario alarmante en materia de deuda pública. Según el Fondo Monetario...

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El mundo enfrenta un escenario alarmante en materia de deuda pública. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda mundial alcanzará más de 100 billones de dólares a finales de 2024, lo que equivale a casi el 93% del Producto Interno Bruto (PIB) global.

Las proyecciones a largo plazo son aún más preocupantes: para el 2030, la deuda podría llegar al 100% del PIB, lo que plantea serios riesgos para la estabilidad económica global.

En su reciente análisis del Monitor Fiscal FMI 2024 (Análisis de la deuda pública mundial y las perspectivas fiscales), el FMI advierte que, si bien algunos países podrán estabilizar o reducir su deuda en los próximos años, grandes economías como China y Estados Unidos seguirán viendo incrementos, impulsados por factores estructurales como el envejecimiento de la población, la necesidad de financiar la transición energética y los crecientes gastos en defensa y seguridad.

Según las proyecciones del FMI, la deuda pública global podría dispararse hasta un 115% del PIB en un escenario económico adverso en los próximos tres años. Este aumento alarmante de la deuda se debe, en gran parte, a pasivos no identificados, como las pérdidas en empresas estatales y los riesgos fiscales imprevistos, que pueden incrementar drásticamente la carga fiscal de los gobiernos, especialmente en tiempos de crisis financieras.

Curiosamente, el aumento de la deuda mundial no solo está relacionado con factores económicos, sino también con un cambio en las plataformas políticas. Un análisis realizado por el FMI (Análisis de plataformas políticas y gasto público del FMI en 65 países) sobre el discurso fiscal de los partidos políticos en 65 países a lo largo de las últimas seis décadas revela que, tanto en las economías avanzadas como en los mercados emergentes, los partidos políticos de todo el espectro han empezado a coincidir en una cosa: promover un mayor gasto público.

Tradicionalmente, los partidos conservadores han defendido la prudencia fiscal, mientras que las formaciones de izquierda han favorecido un gasto público mayor. Sin embargo, esta diferencia se ha desvanecido en las últimas décadas, ya que todos los partidos, desde los socialistas hasta los nacionalistas, parecen coincidir en la necesidad de expandir el gasto.

Las promesas electorales en áreas como infraestructura, educación y servicios de salud, entre otras, responden a la creciente demanda de los votantes, quienes desean más servicios sin un aumento significativo de impuestos.

El FMI advierte que, aunque la adopción de normas fiscales más estrictas podría frenar temporalmente el discurso expansivo, este efecto es limitado. Los políticos buscan cumplir sus promesas y, a menudo, recurren a déficits fiscales para financiar el gasto. Esto, en el largo plazo, solo agrava la deuda y pone en riesgo la sostenibilidad fiscal.

La innovación: clave para el crecimiento a largo plazo. En este complejo panorama, una de las pocas vías para asegurar un crecimiento sostenible es fomentar la innovación tecnológica.

Según el FMI, políticas fiscales bien diseñadas pueden impulsar la innovación, especialmente en sectores clave como las tecnologías verdes y la inteligencia artificial (IA), que son motores del crecimiento y la productividad. Sin embargo, el informe también advierte sobre los peligros de políticas mal calibradas.

Subsidios a sectores que no generan beneficios sociales claros o que favorecen a grandes corporaciones con conexiones políticas pueden ser contraproducentes. En su lugar, se necesita una combinación de incentivos fiscales estratégicos que promuevan la investigación básica y la adopción de tecnologías innovadoras.

Para las economías emergentes y en desarrollo como México, el reto es mayor. Estos países deben centrarse en mejorar su infraestructura y capital humano para facilitar la adopción de tecnologías extranjeras. Inversiones en educación y tecnología digital pueden mejorar significativamente su productividad y contribuir al crecimiento a largo plazo.

¿Cómo financiar el gasto? Un dilema sin resolver. A medida que las demandas de gasto público siguen aumentando, una cuestión crucial permanece sin respuesta: ¿cómo financiar este aumento? Con déficits fiscales ya elevados y niveles de deuda global en aumento, el FMI subraya la necesidad de encontrar soluciones viables para evitar que la deuda siga descontrolándose.

El riesgo de no actuar es alto. Según el FMI, los esfuerzos actuales para reducir el déficit y estabilizar la deuda no son suficientes. Para muchas economías, se necesitaría un ajuste fiscal mucho más ambicioso para evitar una crisis de deuda a gran escala. Esto podría incluir reformas fiscales, la modernización de los sistemas tributarios y la mejora de la eficiencia del gasto público.

Un futuro fiscal incierto. El panorama fiscal mundial es incierto. Los gobiernos están atrapados entre la creciente presión política para aumentar el gasto y la realidad de una deuda pública cada vez más alta. La clave para evitar una crisis global es lograr un equilibrio entre la necesidad de invertir en áreas críticas como el cambio climático y la infraestructura, y la prudencia fiscal necesaria para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

Los informes del FMI pintan un panorama sombrío: si no se toman medidas ahora, la deuda mundial podría alcanzar niveles insostenibles en los próximos años. Los países deben encontrar formas innovadoras de gestionar su deuda y gasto público, al tiempo que promueven el crecimiento y protegen a los más vulnerables.

En este sentido, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, habla alto y claro: "Todavía no es el momento de celebrar. Cuando analizamos los retos que tenemos por delante, los mayores son el bajo crecimiento y la elevada deuda".

Señaló que los altos niveles de deuda y el pobre crecimiento económico de los países son áreas "donde podemos y debemos mejorar". Y es que, si bien se habían realizado notables progresos en la recuperación económica mundial, los gobiernos se habían acostumbrado demasiado a endeudarse, con un "crecimiento anémico" que se sumaba a los retos de pagar de esa deuda.

Estas declaraciones se suman a las realizadas en su tradicional discurso de apertura en la Asamblea Anual que el FMI celebra en Washington entre el 21 y 26 de octubre. En dicha intervención, Georgieva advirtió que el mundo se enfrenta a un "futuro difícil" marcado por "el elevado nivel de los precios, por las 'desgarradoras' tensiones geopolíticas, por una eleva deuda y por un crecimiento débil", incapaz de erradicar la pobreza mundial y generar los ingresos fiscales requeridos por los Gobiernos.

Según la economista búlgara, solo se podrá salir de esta situación con un "renacimiento de la cooperación" internacional. "No esperen fiestas de la victoria la próxima semana. Los gobiernos deben trabajar para reducir la deuda y reconstruir los amortiguadores para el próximo shock, que seguramente llegará, y tal vez antes de lo que esperamos", sentenció.

En cuanto a la lucha contra la inflación, la líder del FMI ha elogiado la labor de los principales bancos centrales a la hora de controlar la inflación, aunque también ha subrayado que los logros no han sido universales y que algunas economías siguen luchando contra el aumento de los precios.

"Son las principales economías las que lo han hecho realmente bien... y hay lugares en el mundo en las que la inflación sigue siendo un problema. El impacto de la subida de precios se mantiene, y está haciendo que mucha gente en muchos países se sienta peor y enfadada", ha explicado en 'CNBC'.

Georgieva también ha afirmado que el comercio internacional ya no será el "motor del crecimiento" que fue en el pasado, debido la proliferación de aranceles y otras políticas restrictivas entre muchas economías. Cabe recordar que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) han impuesto aranceles a la importación de automóviles eléctricos chinos, entre otros, lo que ha provocado una respuesta de Pekín que hace temer por una nueva guerra comercial entre bloques.

"Lo que estamos viendo en Estados Unidos, pero también en otros lugares, son presiones de personas que, comprensiblemente, sienten que la globalización no funcionó para ellos: sus empleos desaparecieron, sus comunidades no fueron atendidas, y las preocupaciones por motivos de seguridad —basadas en el impacto de la pandemia y el impacto de la agresión de Rusia contra Ucrania— hacen que las prioridades de seguridad nacional suban en la lista. De hecho, todo esto está creando un entorno de mayor desconfianza y ahora son las economías avanzadas más que los mercados emergentes las que lideran las medidas industrialistas y proteccionistas".

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