Batalla de Lepanto

“Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo...

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“Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres”, San Francisco de Sales.

Recientemente conmemoramos la batalla de Lepanto, que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571, cuando la flota cristiana venció a una fuerza turca otomana muy superior. Fue un punto de inflexión en la expansión del Imperio Otomano y del impulso islámico de conquistar Europa y el mundo.

La tradición nos dice que el Papa Pio V atribuyó su inesperada victoria, de las fuerzas cristianas, a rezar el rosario. Desde entonces, el rezo del Santo Rosario se estableció como un arma muy poderosa, para ganar victorias. Que a lo largo de la historia podemos ir encontrando varios de estos triunfos por el rezo del Rosario.

En la actualidad, estamos viendo una gran escalada en la guerra en Medio Oriente, la guerra que continúa en Ucrania, la violencia en nuestro querido México; así como la violencia en tantos y tantos países, donde no se encuentra la paz y solo vemos una gran desestabilización.

El 17 de octubre se invitó a una jornada de oración y ayuno desde Tierra Santa, donde miles y miles de fieles, de todas partes del mundo se unieron para implorar por la paz.

También podemos recordar cuando cayó la bomba atómica, el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima; había una comunidad de sacerdotes jesuitas alemanes, que eran misioneros alemanes sirviendo al pueblo japonés. Sobrevivieron a la catástrofe, y a la radiación. La Iglesia quedó destruida y su residencia quedo en pie. Sobre ellos no hubo ningún efecto. Los cuatro religiosos nunca dudaron de que habían gozado de la protección divina, y en particular de la Virgen: “Vivíamos el mensaje de Fátima y rezábamos juntos el Rosario todos los días”, explicaron. El padre Hubert Schiffer atribuyó la intercesión a la Santísima Virgen: "Yo estaba en medio de la explosión atómica y estoy aquí todavía, vivo y a salvo, no fui derribado por su destrucción".

Por otro lado, vemos en países europeos una violencia enorme, habiendo conatos de bombas en aeropuertos y museos en Europa, y la historia de violencia continua. Hay gran dolor y consternación en esta nueva guerra; donde hay un mar de terror, como nunca visto.

Recordar el milagro de Hiroshima, el triunfo de Lepanto, como muchos otros triunfos históricos, nos dan una gran invitación a rezar el Rosario diariamente, así como lo pidió la virgen María hace más de 100 años en Fátima. Si no lo hacemos, podemos empezar por un misterio todos los días, ya sea de forma personal, en comunidad, en familia, para clamar al Cielo la paz en el mundo que tanto necesita, y nosotros volver nuestro corazón a Dios.

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