Beryl no pasó del susto

El reciente paso del huracán Beryl por Quintana Roo no solo puso a prueba la capacidad...

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El reciente paso del huracán Beryl por Quintana Roo no solo puso a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades, sino también la preparación y la fortaleza comunitaria de sus habitantes.

Ante la amenaza inminente, la oportuna acción de las autoridades, encabezadas por la gobernadora Mara Lezama, fue fundamental para mitigar los posibles impactos del fenómeno meteorológico.

Desde los primeros pronósticos se activaron los protocolos de emergencia, incluyendo la instalación de refugios y la coordinación con el Ejército y la Guardia Nacional para garantizar la seguridad de la población.

La rápida declaración de alerta Roja y el toque de queda en áreas vulnerables como Felipe Carrillo Puerto y Tulum demostraron una decisión acertada y responsable por parte del gobierno estatal.

La preparación previa de la población también fue notable. Los habitantes, conscientes de la naturaleza impredecible de los huracanes, se anticiparon al paso de Beryl asegurando sus hogares, almacenando alimentos y agua, y siguiendo las recomendaciones de las autoridades. Este nivel de conciencia y disciplina colectiva es un reflejo del aprendizaje acumulado a lo largo de los años en una región que enfrenta regularmente eventos climáticos extremos.

Además, la solidaridad y el espíritu comunitario quedaron patentes en las labores de limpieza post-huracán. Vecinos, apoyados por el Ejército y la Guardia Nacional, se unieron hombro con hombro para remover escombros, despejar calles y restaurar la normalidad en las áreas afectadas. Este esfuerzo conjunto no solo aceleró la recuperación, sino que fortaleció el tejido social y la confianza en las instituciones encargadas de velar por el bienestar de todos.

Es importante destacar que, si bien Beryl no causó daños mayores en esta ocasión, la preparación no debe ser motivo de complacencia. Cada huracán es una advertencia para mantener y mejorar continuamente nuestros sistemas de alerta temprana, infraestructuras de protección civil y capacidades de respuesta comunitaria.

Quintana Roo enfrentó con determinación y organización el paso de Beryl, demostrando una vez más que la preparación, el trabajo conjunto y la resiliencia son fundamentales para mitigar los efectos adversos de los desastres naturales.

La coordinación entre autoridades, población y fuerzas armadas debe ser un ejemplo a seguir en la gestión de crisis, no solo en tiempos de huracanes, sino en cualquier situación de emergencia que pueda enfrentar nuestra comunidad.

 Los quintanarroenses se prepararon para lo peor, por fortuna no pasó a mayores, pero es mejor así, que les tome por sorpresa ante un giro inesperado del huracán, porque como se dice, estos fenómenos no tienen palabra de honor.

¿Estaremos igual de preparados para el siguiente huracán?

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