Cambios en Hacienda: El Drama Palaciego en la Transformación de Cuarta

El nuevo funcionario tendrá la encomienda de llevar a cabo la esperada reforma fiscal...

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Rogelio Ramírez de la O fue la primera opción para ser secretario de Hacienda de la Transformación de 4ta. Andrés Manuel López Obrador quería anunciarlo en febrero del 2018, cuando anunció a su gabinete como un atajo para dar certidumbre. El economista y consultor rechazó el llamado, alegando que por ese mismo formato de anuncio en el 2006 él había perdido clientes de su consultora y, para colmo, se había perdido la elección presidencial a manos del PAN. Le pidió anunciarlo una vez alcanzado el triunfo, pero el tabasqueño quería dar a conocer su gabinete sí o sí. 

 

López Obrador entendió los motivos y anunció a Carlos Urzúa. En realidad, Ramírez de O creía que, tras el triunfo en junio del 2018, el flamante presidente electo iba a convocarle, pero Urzúa se mantuvo como secretario de Hacienda hasta mediados del 2019. Ramírez De la O creyó que era su momento, pero el elegido fue Arturo Herrera.

 

Herrera deja la administración, según él mismo dice en privado, porque no acepta el curso de la reforma fiscal que viene. En ese terreno perdió la partida contra Raquel Buenrostro, que alista un cuerpo normativo enfocado en el control, la penalización y, en menor medida, la sintetización del pago de tributos. La salida hacia el Banco de México es un repliegue esperado.

 

Los mercados reaccionaron con optimismo ante el anuncio de la llegada de Rogelio Ramírez de la O a la Secretaría de Hacienda. A ver cuánto les dura la sonrisa, pues todo indica que el nuevo funcionario tendrá la encomienda de llevar a cabo la esperada -y temida- reforma fiscal, la misma reforma con la cual estuvo en desacuerdo Arturo Herrera.

 

La premura en su nombramiento obedece, entre otras cosas, a que tendrá a su cargo en los próximos meses la confección del Presupuesto 2022, para el cual no hay cobija que alcance. Mientras Carlos Urzúa y Arturo Herrera contaron con el colchón financiero que dejó el gobierno de Enrique Peña, los remanentes del Banco de México y hasta los millonarios recursos de los fideicomisos, para el próximo año ya no hay más cochinitos que romper.

 

Y como las palabras “alza de impuestos” están prohibidas en la T4, dicen que apostarán oootra vez por mejorar la recaudación, lo que significa exprimir más a los contribuyentes que sí cumplen, y -gulp- por la austeridad, esa práctica que se ha convertido en austericidio, pues privilegia los subsidios a la inversión pública.

 

Y hablando de premura, lo desprolijo de este movimiento denota que se hizo bajo presión, atropellando tiempos y personas. Eso de que los mercados estaban preocupados no es verdad.

 

Lo que queda claro es que Herrera se quedará flotando en el éter hasta que el actual Gobernador del Banco de México termine su periodo. En este movimiento de AMLO el primer embestido es el propio Herrera. A partir de julio se va a quedar en el limbo cinco meses, a menos que presionen a Alejandro Díaz de León para que renuncie antes del 31 de diciembre al Banco de México.

 

Por supuesto que una vez que Ramírez de la O asuma Hacienda quedará totalmente fuera de esa dependencia. ¿Asesorará a su relevo? Impensable. ¿Asesorará a AMLO? Si no lo hizo antes, menos ahora. Pues Arturo Herrera y Rogelio Ramírez de la O son como el agua y el aceite. No hay ni empatía ni respeto profesional. Al menos el segundo no se lo concede al primero.

 

El gran activo de Ramírez de la O es que el presidente sí le hace caso. Una encomienda que va a tener es devolverle a los mercados e inversionistas la certidumbre en la política energética. Llama la atención que el anuncio de su llegada al gabinete se dio tras la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, que vino a abogar por las energías limpias y la transición energética.

 

También, cuando se habla de la posible salida de Rocío Nahle de la Secretaría de Energía para irse a dirigir Morena. El arribo de Ramírez de la O viene a reivindicar el ala técnica y moderada del gobierno de la 4T. Se fortalece todavía más el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y el coordinador de asesores de la Presidencia, Lázaro Cárdenas Batel.

 

Por el contrario, se debilitan los rudos y los más ideologizados como la propia Nahle, Manuel Bartlett, Octavio Romero y la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval. De hecho, se empieza a hablar cada vez con más insistencia de que antes de que termine 2021 se irán de Pemex y CFE Romero y Bartlett. 

 

Para la petrolera se mencionan ya dos posibles nombres. El primero es el propio Cárdenas Batel y el segundo el consejero independiente Juan José Paullada, un profesional de larga experiencia en el sector hacendario y que tiene línea directa con Ramírez de la O.

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