Chivas de mal en peor

Un capitán siempre se hunde con su barco, menos en Chivas, donde su timonel Matías Almeyda ya está pensando en dejar a su tripulación en medio del colapso.

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Un capitán siempre se hunde con su barco, menos en Chivas, donde su timonel Matías Almeyda ya está pensando en dejar a su tripulación en medio del colapso.

Y es que cuando se creía que nada podía estar peor en el Club Guadalajara, solamente se pensaba en que era cuestión de tiempo para que los éxitos llegarán bajo el llamado “Efecto Almeyda”, el “Pelado”  aceptó que recibió oferta para dirigir a Newells Old Boys, justo cuando el rebaño vive momentos de crisis en el máximo circuito del fútbol mexicano.

Es ahora donde comienza la odisea, donde se desempolva la cartera de candidatos para suplir a Matías Almeyda, preparando un plan B por si el estratega decide bajarse del barco y emprender nuevos horizontes.

Dicen que cuando el “río suena es porque agua lleva”, y seguramente estamos ante los últimos juegos del técnico argentino, en el fútbol mexicano.

El problema de todo esto, es que ante precipitada e inesperada renuncia, se podrían cometer errores y elegir al menos indicado para dirigir a un equipo que está al borde del descenso. Esta historia la he visto muchas veces.

¿En qué momento Guadalajara pasó de ser el “glorioso chivas” o las “campeonísimas”, al “tristísimo rebaño”?.

Hoy el Club Guadalajara y toda su directiva debería dar gracias, porque en la liga existe un equipo como Dorados de Sinaloa, de lo contrario estarían ante la crónica de una muerte anunciada.

Esto pareciera una película de ficción, donde los malos manejos de un presidente (sin experiencia y necio) lleva a la crisis a una organización de tradición.

Pero esto no es ficción, esto es la realidad y los más afectados al final son la afición, porque ellos son los que día a día reciben las burlas, los que gastan en cada partido, los que invierten en playeras, souvenirs y se desgarran las gargantas por un gol.

¡Qué más da!, técnicos, directivos y jugadores van y vienen, pero la afición es la que se mantiene fiel y soportando la angustia de ver a un equipo, de los llamados grandes, coqueteando con el descenso.

Si se va o no Matías Almeyda no es la preocupación, la preocupación debería ser que corregir para que el Club Guadalajara salga de la crisis, pues aunque se salve de esta, al siguiente torneo seguirá arrastrando el mismo problema.

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