Cirugía en la Fiscalía
Muy revueltas están las aguas dentro de la Fiscalía General del Estado, donde a pesar de que se ha intentado...
Muy revueltas están las aguas dentro de la Fiscalía General del Estado, donde a pesar de que se ha intentado contener información delicada que deja mal parada a la dependencia, los rumores y trascendidos abundan y rebozan más allá de los límites internos del organismo poniendo bajo enorme presión al Fiscal Miguel Ángel Pech Cen, quien apenas se recupera de un “susto” cardíaco que sufrió hace unos días.
La intempestiva renuncia del vicefiscal José Antonio Nieto Bastida y el extraño desarme de más de un centenar de agentes ministeriales con el pretexto de la actualización de armamento, desataron válidas especulaciones sobre un problema grave con los elementos policiales de la Fiscalía, pues al parecer la razón de todo este movimiento tiene que ver con los exámenes de Control y Confianza.
Desde que el vicefiscal Antonio Nieto –llegó a la posición de la mano del ex Procurador Gaspar Armando García Torres– anunció su renuncia asegurando que fue por “motivos personales”, se supo que el verdadero motivo de su salida fue que no logró aprobar el examen de Control y Confianza, al igual que más de un centenar de elementos ministeriales, cuyo estatus por el momento está en “stand by”.
Esto es un problema muy grave, ya que debilitó la operatividad de la Fiscalía que de por sí arrastra con enormes problemas y rezagos en el desahogo de expedientes, al adelgazar aún más a la corporación en momentos de gran turbulencia.
La caída del vicefiscal y el congelamiento de varios mandos de la Policía Ministerial tendrá consecuencias inmediatas, pues la Fiscalía será sometida a una cirugía de emergencia para intentar arreglar el desorden administrativo y operativo, lo que se espera ocurra en los próximos días.
Los rumores de cambios en las principales direcciones de la Fiscalía han salpicado incluso a Miguel Ángel Pech, de quien se dice que podría abandonar el cargo prematuramente por cuestiones de salud, aunque fuentes internas de la dependencia niegan esta posibilidad en la posición más exigida en el gobierno de Carlos Joaquín.
El Fiscal del Estado, quien no ha validado ni desmentido estos insistentes rumores, tiene la dura tarea de dirigir la operación de reestructura, y más aún, de mantener a flote la imagen del organismo y su operatividad, sobre todo si se confirma la reprobadera de un buen porcentaje de sus elementos.