Hacienda retira el estímulo a las gasolinas

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) quitó el viernes pasado de manera total el estímulo fiscal a la gasolina Magna...

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La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) quitó el viernes pasado de manera total el estímulo fiscal a la gasolina Magna, justo en la recta final del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. La dependencia federal anunció que esta modificación entrará en vigor en la semana del 24 al 30 de noviembre.

El retiro del estímulo a la cuota del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios significa que los automovilistas pagarán en su totalidad el costo del IEPS, que es de 4.59 pesos por litro vigente en 2018. Los 4.59 pesos por litro no se retirarán instantáneamente.

Ese costo ha ido retirándose paulatinamente. La modificación no significa que se incremente el precio debido a que, por la liberalización de los precios de combustibles, los gasolineros pueden decidir si ellos absorben esa parte del impuesto. Sin embargo, abre la puerta a que se aumente el costo posteriormente.

Esta no es la primera vez que la dependencia federal retira el estímulo fiscal a un combustible. El 27 de octubre, lo retiró a la gasolina Premium. La cuota de IEPS vigente este año para la Premium es de 3.88 pesos por litro. Al igual que en la gasolina “verde”, los consumidores de la “roja” también pagan en su totalidad el IEPS.

Las modificaciones se realizan casi un año después del inicio de la liberalización de los precios de las gasolinas, la cual inició el 30 de noviembre de 2017. Esta medida se tomó con el fin de garantizar la oferta de combustibles e incrementar las alternativas a la hora de elegir dónde “cargar” gasolina para el consumidor.

La liberalización se adelantó un año debido a que había una limitación en la producción y dificultades para importar gasolinas. Es importante destacar que la única empresa que distribuye combustibles es Petróleos Mexicanos (Pemex), pese a la llegada de estaciones de gasolina de otras compañías extranjeras al país. Durante este sexenio, se aprobó la Reforma Energética (2013), con la que se realizaron cambios en los que se incluye la apertura del mercado nacional a empresas interesadas en el rubro de combustibles de otras naciones.

Bonos de Pemex se desploman ante presión de AMLO

Para tener una idea de lo preocupados que están los inversores por Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, y quien tomará protesta el próximo 1 de diciembre, basta echar una mirada a Pemex.

Su deuda a 20 años se desplomó a 82 centavos de dólar en sólo tres semanas, y esta es la empresa que López Obrador prometió salvar. Pero Pemex no está solo. La deuda vendida para financiar el ahora cancelado Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) son los bonos cuasi soberanos de peor rendimiento del mundo durante este trimestre, mientras que los emitidos por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) también se han desplomado.

Sin embargo, la empresa petrolera supera a ambos: su deuda asciende ahora a más de 106 mil millones de dólares. Es una situación extraordinariamente gráfica de lo mucho que López Obrador ha sacudido al mercado financiero en México desde que comenzó a intensificar su retórica populista después de su victoria el pasado 1 de julio. Además, Pemex tiene otra razón para estar nervioso: los precios del crudo se desplomaron más de 6% durante la jornada del martes y acumulan un descenso de 7.7% este año.

“Pemex es el crédito más vulnerable en México en este momento. Pemex tiene una estructura de capital muy grande, tiene una calificación que está al borde de caer bajo el grado de inversión, y las políticas de López Obrador son muy inciertas con respecto a la reforma energética”, afirmó Shamaila Khan, directora de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein en Nueva York.

La decisión que tomó el presidente electo a finales de octubre de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco, un proyecto de 13 mil millones de dólares, tras la celebración de una consulta ciudadana impactó a los bonos y despertó la preocupación de que otros proyectos públicos podrían estar en peligro.

“Es una tormenta perfecta entre el avance del concepto de las consultas en México combinado con los requerimientos de capital de Pemex. Después de ver lo que pasó con el aeropuerto de México y, en última instancia, con los bonos del aeropuerto, los inversores se muestran particularmente cautelosos sobre lo que vendrá”, señaló William Perry, gerente de cartera de Stone Harbor Investment Partners en Nueva York.

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