Corcholatas oxidadas

Cada día queda más claro por qué al presidente López Obrador le urge que la oposición...

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Cada día queda más claro por qué al presidente López Obrador le urge que la oposición haga, cuanto antes, el anuncio de quiénes serán sus precandidatos para la elección del 2024. La razón es más burda de lo que parece y responde a mediciones preocupantes que el propio mandatario se debe estar haciendo respecto a sus corcholatas.

Sin nadie de la oposición con quien medirse, Ebrard, Sheinbaum y Adán Augusto entraron en una especie de autofagia que en nada favorece al régimen. Ante la ausencia de otros blancos, las canicas rebotan una y otra vez dentro de la bolsa guinda del partido Morena y esa situación ha provocado un desgaste innecesario para los de por sí grises aspirantes al trono.

Los disparos incesantes que hacen las tres corcholatas en contra de los enemigos identificados de forma amplia por el presidente López Obrador, terminan por esparcir astillas que dañan la imagen de la única triada de suspirantes hasta ahora bendecida por el oficialismo.

Ahora todo se trata de ver quién ataca más y mejor a los opositores, en espera de que los comentarios que haga el Ejecutivo en las mañaneras sean para validar el porrismo vil con el que los morenistas punteros buscan congraciarse con la mano que mece la cuna.

Adán Augusto anda de gira nacional visitando los Congresos locales desde donde escenifica fusilamientos sumarios en contra de los enemigos de López Obrador; el secretario de Gobernación ha cambiado el pasivo disfraz del conciliador con el que llegó a Bucareli por uno de sicario pendenciero que conlleva el uso de armas de uso exclusivo de la injuria: como la mentira, la difamación y el chisme.  

Ebrard, por su parte, juega al escapista con la ayuda de su nada sutil flojera que tiene para hablar… caminar, trabajar, bueno, usted me entiende, El canciller anda en busca de carisma hasta por debajo de las piedras, el cual, queda claro, no ha logrado encontrar.

Claudia y la incesante lucha con su propia ineptitud y la de su equipo, la tienen un día arriba y el otro abajo en las encuestas. A la jefa de gobierno de la Ciudad de México la persigue el amiguismo y compadrazgo con el que pretendió resolver diversos conflictos, que al final terminaron por explotarle en la cara y que, no cabe duda, la harán tropezar.

Sobre el tablero hoy solo hay tres chiflados que aún no entienden lo que a su jefe le preocupa: que el desgaste vaya en aumento y la situación ponga en riesgo la selección de quien supondría la continuidad del proyecto obradorista.

Al presidente López Obrador le urgen blancos para disparar todas las baterías. Si ante tal presión, los partidos de oposición aceleran sus decisiones, queda claro que estarían ayudando a quitarle el óxido a las corcholatas.   

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