Cuaresma

“El conseguir el perdón de Dios es la necesidad más urgente de cada persona en la tierra” Norm Lewis

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Vivimos un mundo muy materializado, imperando la cultura del tener, atesorar todas las riquezas posibles; desplazando a Dios de la vida diaria, viéndolo como si fuera un estorbo en la vida social, familiar y personal.

Con la vida lejos de Dios y llena de superficialísimo, uno llega a pensar ¿Qué tengo yo que arrepentirme? ¿Por qué es necesario poner mi vida en paz con Dios, si está fuera de la vida diaria? ¿Si Dios ya no es necesario? ¿Por qué vivir la Cuaresma?

La Cuaresma son cuarenta días, de un camino largo que recorrer para llegar a la fiesta de la Resurrección, y es aquí cuando la Iglesia nos recuerda la necesidad de purificar nuestra alma, quitar de nuestro corazón todas aquellas cosas que nos alejen de Dios. Es un período que nos lleva a la reflexión para hacer conciencia y limpiar a fondo nuestra alma.

Hoy el mundo está urgido de nuestra oración y ayuno, para pedir el pronto cese de la guerra, que llegue la paz a todo el mundo, a todas las personas; pedir que no aparezcan más epidemias y el fin de la que tenemos actualmente, pedir por nuestros gobernantes, nuestra sociedad, nuestras familias y un sinfín de cosas más.

La Cuaresma tiene la finalidad de hacer un alto en el camino, limpiar nuestra alma, esa que nadie ve, solo Dios y nuestra conciencia, en esta limpieza, cuesta trabajo quitar la mugre acumulada en el tiempo, hay que raspar, desinfectar, para que el alma brille a los ojos de Dios.

En tiempos donde la religión está pasada de moda, hablar de ayuno y abstinencia en Cuaresma es visto mal por muchos. El ayuno es la renuncia voluntaria a ciertos alimentos por un tiempo definido con el fin de liberarse de los apegos carnales y poner el corazón en Dios.

Además del ayuno alimenticio se pueden realizar muchos otros tipos de ayunos: como el ayuno de la boca, de no decir nada que haga mal a otro, el no criticar, no decir mentiras. ¿De qué sirve no comer carne si devoras a tu hermano? Se puede cambiar y hablar de lo bueno que tiene la otra persona, tener palabras de alegría para los demás.

Ayuno de juzgar a los demás, de estar pendiente de los defectos ajenos, de pensamientos inútiles, de palabras enfermizas. Cambiarlo fijándonos en sus cualidades y celebrar las cosas que nos unen en los demás.

En el mundo de la tecnología también se puede hacer ayuno de no ver tantas imágenes visuales, como dejar de ver tanta televisión y leer más, usar solo lo indispensable las redes sociales.

Cada persona puede saber el ayuno que le puede ayudar a mejorase, que le puede ayudar a acercarse a Dios. Porque la finalidad del ayuno y la abstinencia no es un invento de los sacerdotes, es que ayude a la conversión en la Cuaresma, es decir; es una invitación que Dios hace para acercarnos más a Él, a corregir el camino, para seguir a Jesús y vivir según el Evangelio.

Tanto el ayuno como la abstinencia ayudan a ir forjando la voluntad, para la limpieza del alma. Nos ayudan a recordar el Evangelio, las tres tentaciones que tiene Jesús fueron dirigidas hacia el placer, el poder y la fama.

Este tiempo debe ser de reflexión de nuestra vida, entender por dónde vamos, analizar nuestro comportamiento con nuestra familia, con todos los seres queridos que nos rodean.

Además de vivir esta limpieza del alma, es convertir nuestra vida siguiendo las palabras del Evangelio, profundizarlo, vivir su mensaje de amor y transmitirlo.  Es tiempo de pedir perdón a Dios, confesarnos, al mismo tiempo el perdonar las ofensas que los demás nos hicieron, sin necesidad que nos digan perdón. Escuchar el Evangelio, leerlo, meditarlo, para poder acompañar a Cristo en su Pasión, Muerte y Resurrección.

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