De cuando el presidente de México recibió a un dictador ilegal
En Cuba no hay elecciones libres, el parlamento está conformado por delegados...
En Cuba no hay elecciones libres, el parlamento está conformado por delegados electos en una votación en la cual sólo podían participar aliados del régimen. Cualquier persona que exprese opiniones ajenas a la línea gubernamental no puede participar en el proceso y si lo intenta su familia es vejada (incluidos niños) y sus propiedades confiscadas. En resumen; en Cuba nunca podría haber una 4T, jamás podría postularse un proyecto independiente.
Sin embargo, nuestro presidente, el eterno abanderado, acaba de recibir oficialmente a Miguel Díaz Canel, el recién “electo” presidente de Cuba. La isla, ahora más que nunca, está en una frenética búsqueda de fuentes de financiamiento a su fallida economía controlada por una familia y por un misterioso personaje que, tras bambalinas, permanecía parado con su mirada torva de siempre detrás del títere que la “famiglia” puso en el poder para lavarse la cara.
El omnipresente y omnipotente Luis Alberto Rodríguez López-Callejas. De rimbombante nombre y traje de fina lana, el zar de la empresa familiar que sangra la economía de los cubanos al mejor estilo de “Mafia del poder” permanecía tranquilo y discreto mientras su achichincle estrechaba manos con nuestro presidente.
De este encuentro saldrá, sin dudas, una bocanada de aire a la ineficiente y monopólica empresa de los militares cubanos. Ya sea mediante la contratación de mano de obra esclava en forma de médicos que vendrán a quitarle las plazas a los médicos mexicanos recién graduados.
Mientras tanto, con nuestros impuestos, pagaremos millonarias sumas por la “desinteresada” ayuda a la monstruosa e ineficiente corporación cubana, la cual, a su vez pagará una miseria a los médicos cubanos en forma de rescate al final de la misión, so pena de no poder regresar a Cuba si de casualidad deciden quedarse y de no ver a su familia por años.
También podrán seguramente obtener petróleo a precios preferenciales para saltarse las sanciones estadounidenses y suplir el déficit de la destruida Venezuela luego de que terminaron de sangrarla cual macabro vampiro. En fin, estrechar la mano de dictadores no es buen síntoma, y peor si se hace mientras se deja en libertad a delincuentes por no tener la capacidad logística ni la voluntad de poner el país en orden.
Al recibir a la delegación de Díaz Canel, mal ejemplo damos al mundo. Se legitima la ignominia y se permite que sátrapas caminen por los salones de Palacio Nacional.
De nuevo el ignorante romanticismo con el que los latinoamericanos hemos visto el terrible experimento de la Revolución Cubana se levanta como un zombie de los años de la Guerra Fría.
El cadáver del experimento cubano con sus millones de emigrados, miles de los cuales languidecen en nuestros propios centros migratorios, de nuevo se alza con zapatos lustrados, caras nuevas, sonrisas maquiavélicas y se lanza a la caza de una nueva víctima a la cual desangrar para poder sostener unos años más la decrepitud de su sistema.
En este caso el gobierno mexicano es la presa más gorda a la cual clavarle los colmillos. Siempre se han topado con una pared, independientemente de los coqueteos priistas con los Castro, la picardía y suspicacia de los mexicanos nos ha salvado de caer en la trampa.
Sin embargo, con este nuevo gobierno de lemas, consignas y promesas, estamos en mayor riesgo que nunca. La imagen idílica de Robin Hood de los cubanos con su resistencia ante el malvado imperio se blinda con la ignorancia del hecho de que los hijos y parientes de éstos que ahora vienen a llorar miserias en nombre de los luchadores contra el imperio… viven en el imperio o en Europa como millonarios. ¡Despierta México!