La fractura de la coalición “Va por México” en Quintana Roo, para el proceso electoral 2022, representa para el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el pase directo para ganar la gubernatura y las diputaciones de mayoría relativa, que se renovarán en la entidad el cinco de junio próximo. 

En solitario, los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) tienen nulas esperanzas de ganarle al partido guinda que, hasta este momento, ha perfilado a la alcaldesa de Benito Juárez, Mara Lezama, como su virtual candidata a la elección de la gubernatura. 

El PAN, por su parte, ha anunciado que la senadora Mayuli Martínez Simón será la abanderada para la candidatura al gobierno del estado, y los otros dos partidos: el PRI y PRD, aún no han definido a su “gallo”, aunque el tricolor ha adelantado que su carta en Quintana Roo será mujer, según dejó entrever su dirigencia nacional. 

Ir en alianza, como lo hicieron en la última elección en el estado, habría representado una oportunidad de hacerle la lucha a Morena, y quizá los resultados de la elección habrían sido cerradas el próximo cinco de junio, pero sin la coalición, el grueso de votos que hubieran alcanzado, se dividirán en microscópicos votos, favoreciendo así, aún más, el triunfo morenista. 

Eso lo saben muy bien los partidos políticos y sus respectivas dirigencias; por eso, en lugar de estar buscando con lupa el mejor perfil como candidato para la gubernatura y diputaciones locales, están dedicados de lleno a buscar acuerdos con Morena, para no quedarse como el perro de las dos tortas. 

Lo anterior quedó más que evidenciado en el estado de Hidalgo, donde el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, Alejandro "Alito" Moreno Cárdenas, señaló al gobernador de esa entidad, Omar Fayad Meneses, de “entregarse de rodillas al gobierno de Morena”, en la designación de las candidaturas.  

Pero en estas maniobras pragmáticas no sólo se ponen en evidencia la falta de ética y moral de los actores políticos, sino que está en juego la pérdida de registro del PAN, PRI y PRD, sobre todo de estos últimos dos, porque el partido azul por lo menos se ha logrado mantener como la segunda fuerza política en el país y en el estado, pero el tricolor y sol azteca, están destinados a la extinción. 

Y de nueva cuenta, el único beneficiado con este Río Revuelto sería Morena, el cual consolidaría su hegemonía política en Quintana Roo, y se verá el regreso del “unipartidismo” que encumbró al PRI, hasta convertirlo en el ente más corrupto de la historia de México. 

¿Cuáles serán los acuerdos pactados para dejarle libre el paso a Morena en Quintana Roo?