El experimentado chetumaleño Hernán Pastrana Pastrana es una de las escasas opciones de Morena que pueden participar fieramente en los comicios locales y federales –vaya mezcla explosiva– del próximo tres de junio de 2018, cuando serán disputadas 11 presidencias municipales, cuatro diputaciones federales y dos senadurías en paquete, acompañadas por otra de primera minoría destinada al partido o coalición segundona.

Don Hernán –el mejor presidente municipal capitalino de nuestra historia– intentó ser candidato de Morena a la alcaldía pompeyense, candidatura entregada en 2016 al profesor Laurentino Estrella Chan para que ocupara una regiduría plurinominal, lo que se sabía desde que fue inscrito como adversario del no priista Luis Torres Llanes.

Hasta ahora el diestro ex priista no ha enviado señales de inclinarse por una candidatura, pero permanece en guardia como interesante opción en un mar de mediocridad que se impone en su partido, sobre todo cuando son rastreadas opciones aceptablemente competitivas.

Como candidato moreno al Senado o a la presidencia municipal de Othón P. Blanco, Don Hernán es un señorón que partiría como favorito, impulsado por su candidato presidencial y muy probable sucesor de Enrique Peña Nieto: Andrés Manuel López Obrador.

Más seguro que Don Hernán se perfila el ex panista Luis Protonotario Sabido, quien es impulsado como candidato a la alcaldía conquistable, tomando en cuenta que las condiciones de 2018 son idóneas para otro golpe de timón que dejará en la lona al inflado panismo.

Pero Luis Protonotario tiene que abandonar el bajo perfil para apoderarse del escenario como retador de Morena, aguardando la reacción de un priismo que permanece en terapia intensiva y sin un liderazgo que lo rescate del hospital.

                                               Bienvenido al ruedo, amigo

Mi amigo Guillermo Miranda García renunció a la Secretaría de Comunicación Institucional del PRI en Quintana Roo, cargo que ocupó durante ocho años muy interesantes y a menudo candentes. El periodista anunció su retorno al ruedo y deslizó: “seguiré haciendo lo correcto y nunca más en injusticia o en perjuicio de alguien”. Bienvenido al campo de batalla, profesor.