“Educar para la democracia”

“El hombre puede considerar como los dos descubrimientos más difíciles: el arte del gobierno y el de la educación y, sin embargo, se discute aún sobre estas ideas”. Immanuel Kant.

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En estos días en que el país transita por procesos políticos importantes, podemos apreciar diversos escenarios, en los cuales la opinión y la crítica se enfrentan constantemente por defender una postura que en cierta forma ejerce de manera significativa un valor relevante en la toma de decisiones de los individuos que la reciben, razón que me hace ver lo estrechamente relacionado que se encuentra la educación y la política, así como lo complejo que se propone cada una de éstas, pero sobre todo qué debemos hacer ante este panorama.

La educación tiene la finalidad, además de desarrollar las facultades humanas y la adquisición de conocimientos, también tiene la labor de propiciar la formación de ciudadanos libres, informados, participativos y activos en la vida social, económica y política, con el objetivo de que sean capaces de tomar decisiones en la construcción de una mejor sociedad, es decir, tener la capacidad para transformar su realidad en beneficio de todas y todos. Por otro lado, la política como interacción-acción permite a los hombres y mujeres organizarse, de manera que definiendo una forma de gobierno ésta sea para el bien común, estableciendo acuerdos que mejoren la vida en comunidad a condición de que se pueda evolucionar en el orden de responsabilidades y deberes en el que todos formamos parte.

Ahora bien, Paulo Freire en su libro “Política y educación” (2009), explica cómo estos dos términos se entrelazan indiscutiblemente mencionando que en la búsqueda natural del ser humano por encontrar su estado de bienestar social se hace imprescindible que los sujetos se mantengan en una permanente postura activa y participativa hacia el conocimiento y su educación, ya no solo en una práctica de escolarización sino dentro de la sociedad actuando en cada una de las decisiones, esto es ejercer el poder, de esta manera “nos vamos haciendo poco a poco, en la práctica social en que tomamos parte”, quiere decir que la consumación de la educación se hace hasta que ponemos en práctica toda nuestra formación.

Con todo esto, quiero decir que si educamos para la democracia, todo lo que niegue esta posibilidad es dañino para la sociedad, por eso reconozco lo valioso y lo mucho que pueden enseñarnos los recientes ejercicios democráticos llevados a cabo en el país, y lo importante que es analizar y reflexionar las diferentes posiciones, sabemos que estas elecciones no significan el fin de un proceso de reconstrucción política, sin embargo, se ha logrado establecer un precedente para avanzar de cerca con los gobiernos futuros y sobre el fortalecimiento de nuestra praxis política.

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