Los eventos de unidad de Morena en Quintana Roo, concebidos para fortalecer la cohesión interna y proyectar una imagen de respaldo masivo, están evidenciando realidades que reflejan tanto apoyo como rechazo hacia los aspirantes.

En el marco de la política local en Quintana Roo, el escenario se presenta como un verdadero termómetro de las preferencias ciudadanas, algo así como un aplausómetro.

En Felipe Carrillo Puerto, la contundente muestra de apoyo hacia Mary Hernández resalta la consolidación de su liderazgo dentro de la coalición morenista.

La multitudinaria asistencia a su evento de unidad evidencia un respaldo palpable hacia su gestión y una predisposición favorable hacia su posible reelección como presidenta municipal.

Sin embargo, en Bacalar, la escena es diametralmente opuesta. El evento de José Alfredo "Chepe" Contreras, lejos de reflejar unidad, proyecta divisiones internas y un evidente descontento entre los ciudadanos, como lo demuestra la escasa participación, limitada a empleados municipales y familiares del ex priista.

En otros municipios como Lázaro Cárdenas y Tulum, la apatía y el desconocimiento se apoderan de los encuentros políticos. La falta de convocatoria y participación ciudadana deja entrever una desconexión entre los líderes locales y la comunidad que aspiran a representar.

Concretamente en Tulum, el respaldo de la población se está viendo en el rating que va subiendo más a favor de Jorge Portilla Mánica, de Movimiento Ciudadano.

En tanto que el actual presidente, Diego Castañón, está dando patadas de ahogado para que, al menos, la gente lo conozca, y se ha dedicado a realizar audiencias públicas emergentes para que la gente lo salga a conocer. Hay muchos problemas en Tulum que nunca han sido atendidos y ahora resulta que sale a las calles a decir que dará audiencia, pero la gente ni lo conoce.

En contraste, en Solidaridad y Cancún, las estrategias políticas se entretejen con los intereses de figuras políticas caducas. El respaldo de Carlos Joaquín a Estefanía Mercado en Solidaridad y la posible continuidad de Ana Patricia Peralta en Cancún, sugieren una influencia determinante de fuerzas externas en la definición de candidaturas.

Pero Lili Campos cuenta con gran aceptación de la ciudadanía y se le ve muy segura en el octavo municipio, donde ha sabido sacar adelante a una demarcación castigada por el anterior gobierno morenista de Laura Beristain.

Mientras tanto, en Isla Mujeres, la figura de Atenea Ricalde se erige como un caso singular, respaldado por una red política familiar que trasciende las fronteras partidistas y le otorga una posición de ventaja en la contienda electoral.

Por otro lado, en Othón P. Blanco, las expectativas generadas por la "Cuarta Transformación" se diluyen ante la ausencia de resultados tangibles en beneficio de los sectores más desfavorecidos. La transformación prometida parece reducirse a cambios, pero en la imagen de la alcaldesa Yensunni Martínez Hernández.

¿Definirán estos eventos de unidad el curso de las elecciones?