El azote del sargazo
La crisis del sargazo ha alcanzado proporciones de plaga bíblica en las costas...
La crisis del sargazo ha alcanzado proporciones de plaga bíblica en las costas del Caribe a pocos días de la Semana Santa –temporada alta por excelencia en los destinos de playa de la entidad– y tiene muy preocupados a empresarios y turisteros del sur que anticipan una marea de pérdidas por la gravedad del daño, mientras la titular de Turismo, Marisol Vanegas Pérez, ni se inmuta ante la dañina situación.
Desde la Costa Maya hasta Playa del Carmen hay un clamor de auxilio del sector turístico ante la atípica arribazón de sargazo que ha convertido nuestras playas en caldos pestilentes, ahuyentando a los visitantes que se llevan una pésima impresión de Quintana Roo, el damnificado mayor.
Pero los ruegos de los empresarios no son escuchados por la titular de Turismo, cuya única aportación para combatir la crisis es mantener un “monitoreo” del sargazo en las aguas del Caribe para pronosticar dónde arribará.
Al menos así lo manifestó Marisol Vanegas Pérez a fines del mes pasado, cuando el impacto del alga marina empezó a resentirse en nuestras costas; entonces presumió que desde hace un año la dependencia a su cargo impulsa un programa de contención de sargazo con la ayuda de la Universidad de Galveston, Texas, que proporciona reportes diarios de su desplazamiento en el mar Caribe.
La funcionaria aseguró que con ese programa pueden predecir con exactitud a qué playas llegará la mayor cantidad del sargazo, información que entregan a las direcciones de Turismo de los Ayuntamientos a los que señala como responsables directos de poner en marcha estrategias de limpieza de playas.
Si dicho programa funciona solo ella lo sabe, pero lo que es un hecho es que de nada ha servido para disminuir la crisis, pues el alga se acumula por toneladas en las playas de la entidad provocando malos comentarios de los turistas y posibles cancelaciones en los destinos con mayor afectación, como es el caso de Mahahual.
Los desesperados turisteros no saben a quién encomendarse, pues los Ayuntamientos son superados por el desafío y no están soltando los recursos para combatir el problema, la Secretaría de Turismo ya se lavó las manos y no está interviniendo, y el gobierno federal no ha respondido al reciente exhorto lanzado desde el Congreso local para coadyuvar en la búsqueda de una solución, poniendo en jaque al turismo en plena víspera de la semana mayor.