El estudiantado como mercancía
Generación Z, millennials, generación X... En la educación de emergencia que tuvimos durante la pandemia vimos cómo docentes...
Generación Z, millennials, generación X... En la educación de emergencia que tuvimos durante la pandemia vimos cómo docentes y directivos sustituyeron la toma de decisiones estratégicas basada en la teoría educativa comprobada en la experiencia por el uso de las fórmulas simplistas tan gustadas en las redes sociales y por los innovadores disruptivos hechos al vapor de la mercadotecnia instantánea: el uso de las etiquetas generacionales.
La utilización de estos marbetes, como si se tratara de mercancía y no de personas, para entender a los estudiantes como grupos homogéneos por el solo hecho de haber nacido en un cierto período es tan científico como utilizar los signos del zodíaco. Imagine el lector que le dijesen en la escuela de su hijo: “Juanito es Leo y como eso indica que es individualista y solar, pues lo haremos trabajar más en equipo, siempre en interiores, para lograr su desarrollo integral…”.
Estos rótulos no son sino estereotipos basados en dudosas generalizaciones de los resultados de encuestas hechas con datos muy limitados.
Son nocivos porque se han usado con ligereza y hasta con frivolidad, lo que ha ocasionado expectativas irreales. Esto lo afirma el investigador de la UNAM, Melchor Sánchez Mendiola. Con estos nuevos signos zodiacales se han tomado decisiones de mucho impacto, como estrategias de aprendizaje, enfoques del currículo y hasta políticas educativas estatales.
Cuando encasillamos a los estudiantes con una de estas etiquetas simples y cuadradas, dejando fuera la innegable variabilidad de niños y jóvenes, los dejamos fuera de cualquier diálogo productivo. Como ya sabemos cómo son, pues no es necesario escucharlos ni indagar en sus necesidades, gustos o inquietudes.
El problema es en verdad serio, porque si creemos como diseñadores de planes de estudio que “…la mayoría de personas pertenecientes a la generación Z ha utilizado internet desde muy joven y se siente cómoda con la tecnología y los medios sociales…”, como afirma la Wikipedia, entonces tomaremos al vapor la decisión de abrir programas educativos 100 % virtuales, creyendo que los miembros de esa generación están más que preparados para cursarlos.
Si algo demostró la pandemia es que sí han utilizado internet desde jóvenes y sí se sienten cómodos con la tecnología y los medios sociales, pero no, definitivamente no están listos para el uso de plataformas de aprendizaje sin la preparación y el acompañamiento necesarios.
Lo más grave es que estas etiquetas son formas de exclusión que generan discriminación. El hecho es que un grupo, el de los adultos educadores, puede escoger alguna etiqueta desde su poder para definir a los demás, creando una diferencia notoria que se trata desde la subordinación. Como una forma de la regla de oro, que dice que el dueño del oro es quien hace la regla, en este caso quien define se autodefine como superior. Etiquetar a los estudiantes es una forma de verlos hacia abajo.
La solución, evidente, consiste en sustituir los signos zodiacales y las etiquetas generacionales por estudios educativos empíricos, como encuestas, grupos de enfoque y entrevistas, hechos al interior de nuestras propias realidades escolares... y con nuestros estudiantes como participantes insustituibles.
(Eduardo Suárez / Maestría en Innovación y Gestión del Aprendizaje, Universidad del Caribe)