El valor de la palabra y la traición: el caso Marybel
Mucha política y más política es lo que se vive en este mes de septiembre. Cambios en casi todos los órdenes y sentidos...
Mucha política y más política es lo que se vive en este mes de septiembre. Cambios en casi todos los órdenes y sentidos: En la presidencia del Tribunal Superior de Justicia con la entrada del nuevo presidente, Heyden Cebada Rivas, posición que aun cuando tendría que estar alejada de la política, lo cierto es que no fue así; en el Congreso del Estado con 25 nuevos diputados; en la presidencia de Cancún para el próximo día 20 y para rematar, en el gobierno del estado el 25 de este mes.
Todos estos movimientos mantienen –o deberían mantener- la atención fija de los quintanarroenses. Sin embargo, lo ocurrido en el Congreso, con el arribo de la XVII Legislatura, es lo que ha despertado el debate, la polémica y esas cochinas suspicacias de siempre.
El silencio que se mantuvo en torno a la distribución y selección de diputados en la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso para finalmente elegir a aquellos que la presidirán, es lo que se mantiene en el ojo del huracán, en las discusiones de café.
Y es que, cuando todo parecía que la “disputa” por la anhelada presidencia de la Jugocopo, se mantenía entre los diputados Marybel Villegas y Humberto Aldana, ambos de Morena, de pronto se definió a favor del hermano (para algunos incómodo) el Partido Verde Ecologista, en nombre de Renán Sánchez Tajonar.
Hasta ahí podríamos pensar que todo es normal dentro de un sucio sector como la política. Sin embargo y de manera particular se debe ver el caso de Marybel Villegas, quien al ver que no se sentaría en el trono del Congreso, decidió dar la espalda a la diputación y ni siquiera rendir protesta, bajo el argumento de analizar un supuesto ofrecimiento para formar parte del gobierno de Mara Lezama.
Algunos creen en al argumento de la senadora con licencia y otro no tanto. Lo cierto es que Marybel bajó el balón como pudo, envuelta en un justificado enojo, al ver que los compromisos con ella no fueron cumplidos.
¿Qué ocurrió?
Al desgranar lo sucedido, primero habrá que recordar un punto medular: Marybel protagonizó algo que en campaña fue bandera política de Mara: La unidad al interior del partido.
Y es que luego de ser la principal detractora de la entonces presidenta municipal de Benito Juárez, Marybel cedió para finalmente levantar la mano a Mara Lezama el día del registro para la candidatura a la gubernatura, luego de un acuerdo en el alto mando de la política nacional, ni más ni menos que con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien buscó a la senadora por instrucciones de Palacio Nacional.
Para ese momento, Villegas Canché estaba a unas horas de ser presentada como la candidata de Movimiento Ciudadano a la gubernatura. Sin embargo, el huésped de Bucareli la frenó por órdenes expresas del pPresidente de la República, of course, con un acuerdo de por medio.
Esta “catafixia” de palabra (con el mismo secretario de Gobernación) incluyó la designación de Marybel como primera candidata de Morena en la lista plurinominal al Congreso, lo que aseguraba su entrada a la XVII Legislatura; además el premio como presidenta de la Jugocopo y para rematar, el suculento acuerdo que también le aseguraba la próxima candidatura de su partido a la presidencia municipal de Cancún.
Ante tal panorama, ese día de abril, la senadora no dudó y sin importarle su estado de gravidez se lanzó a Chetumal para gritar “¡unidad, unidad, unidad!” y levantar la mano de Mara Lezama, evitando así posibles fracturas a Morena en Quintana Roo, por cierto, el estado más visitado por el presidente de la República, lo que permite suponer la existencia de intereses especiales.
De hecho, hay que recordar que “casualmente”, AMLO estuvo en Chetumal el mismo día en el que rindió protesta la XVII Legislatura. La razón o el pretexto: El Tren Maya.
Desde entonces y hasta el pasado fin de semana, a Marybel se le veía contenta y confiada, pues tenía la palabra empeñada del secretario de Gobernación.
Sin embargo, todo cambió.
A Marybel no le cumplieron y no falta quienes culpan a Mara Lezama de tan perniciosa decisión. Sin embargo, está claro de la traición no vino de la gobernadora electa, sino de más arriba, de esferas federales, de los encargados, pues, de la política interna que así dan muestra del valor de su palabra.
Marybel está herida, fue traicionada, fue defraudada, y conociéndola podemos asegurar que la senadora será protagonista de varias notas de ocho columnas en los diarios y la nota principal de los medios locales, durante las semanas y meses por venir…
Al tiempo.