Enriquecer la intimidad

“Vivimos ahora en un mundo que parece casi diseñado para erradicar la vida interior", Christian Wilman.

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A todos nos ha tocado estar en un restaurante tranquilamente, escuchando música de fondo y de repente un ruido que rompe la armonía del lugar aparece: el llamado de un celular. Estamos en misa y vuelve a sonar el celular. Estamos en reuniones con amigos, con la familia, en pláticas muy interesantes y profundas, en la sobre mesa familiar y la conversación se rompe con el llamado o mensaje de un celular. En conferencias sucede, en el aula de clases, en el cine, en el hogar, en la comida,  en cualquier lugar puede sonar, sin importar el lugar, o la importancia del evento.

Nada importa, todo se deja por contestar ese llamado, ese mensaje. El mundo se detiene. No importa interrumpir, aunque no sea algo de importancia, el que los demás se sientan incómodos, la conversación truncada. Pero, realmente la intimidad personal queda a la deriva.

Todos necesitamos hacer un alto, y es precisamente en los fines de semana, durante el período de vacaciones, que podemos alejarnos de los teléfonos inteligentes, para tener más tiempo de pensar en uno mismo, de conectarnos con nosotros mismos, con nuestra interioridad, de tener un mayor contacto con la naturaleza, que siempre tiene un efecto regenerador. Además de enriquecer los recuerdos familiares. Es un tiempo maravilloso para recuperar la vitalidad interior.  Además de la importancia de convivir en familia.

Todos necesitamos hacer un alto y adueñarnos de ese espacio íntimo, muy nuestro, muy humano, donde realmente nos enriquecemos  y somos nosotros mismos. Y es la riqueza propia de la persona la que custodia su propia intimidad.

Es cultivando la intimidad, que seremos mejores cada día, no se trata de tener más, sino de ser mejor. Llenando el mundo interior, de cosas bellas, de lecturas positivas, de conversaciones profundas.

Uno  podrá tener todo lo material que necesite y quiera, pero ese "algo" que parece iluminar el sentido de la vida, de trascender, solo emerge de lo más elevado que hay en nuestro interior.

No podemos permitir que nuestro mundo interior sea un espacio vacío, o solo se llene de lo que llega en las redes sociales; este espacio interior es el indicador de la valía de cada persona y es allí que tendremos la fuerza para tomar decisiones en circunstancias fáciles o difíciles.

Y en la medida que nuestra intimidad sea más rica,  de vivencias personales, de recuerdos bellos, así como actos espirituales, es como seremos más felices, más creativos, más madura, más rica.

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