Los avances tecnológicos son cada vez más frecuentes impactando la vida de las personas y entregando posibilidades que antes eran inimaginables. La fuerza, escala y velocidad con la que se producen estos cambios han llevado a hablar de una Cuarta Revolución Industrial, la que no sólo traería avances sino también desafíos. La Cuarta Revolución Industrial traerá cambios a una velocidad, escala y fuerza nunca antes experimentada. Afectando la esencia misma de nuestra experiencia humana.

La Primera Revolución Industrial trajo innovaciones mecánicas como la máquina a vapor, hilado de algodón y Ferrocarriles.

La segunda aportó la producción en masa, líneas de montaje y electricidad.

La Tercera Revolución Industrial aportó computadores centrales, personales e internet.

Hoy, pueden ocurrir innovaciones radicales en todo el sistema en unos pocos años. La interacción entre campos como la nanotecnología, investigación cerebral, impresión 3D, redes celulares y computación pueden crear realidades que antes eran impensadas.

El acceso a la tecnología se extiende rápidamente. Casi cualquier persona puede inventar nuevos productos y servicios de forma económica y rápida. Los modelos de negocio de cada industria serán transformados 

Estamos  a las puertas de una Cuarta Revolución industrial, con una tecnología que avanza tan vertiginosamente que resulta difícil saber hasta dónde llegará. Frente a este escenario, el desafío está en reflexionar cómo hacer que estos cambios, y los que están por venir, sean utilizados para generar un impacto positivo “Asegurando que la cuarta revolución industrial realmente mejore el estado del mundo.”

Habitualmente, la política económica se diseña alrededor de las perspectivas de crecimiento sostenido de un determinado país o área económica, y discrepancias en la tasa de crecimiento alcanzada, tan pequeñas que podrían explicarse por los niveles de precisión estadística con que se trabaja, son a menudo objeto de un encendido debate. Pero existen también instituciones internacionales, como el Banco Mundial o el Centro de Desarrollo de la OCDE, que tienen como objetivo potenciar el desarrollo económico y, concretamente, la lucha contra la pobreza. Parecen preocupaciones diferentes, y conviene preguntarse acerca de la posible sintonía o, en su caso, antagonismo, entre la persecución del crecimiento económico por un lado, y la eliminación de la pobreza, por otro.