Fobia al aburrimiento

"En nuestra sociedad hay fobia al aburrimiento", Verne Santandreu.

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A los de mi generación nos educaron en el esfuerzo, supimos ser felices, sin estar divertidos todo el tiempo, nos enseñaron a vivir la responsabilidad de nuestros actos, la alegría en cosas intrascendentes, a resolver nuestros propios problemas, nuestras tareas, a jugar al aire libre y crear nuestros propios juegos.

Nos permitieron vivir tiempo libre para desarrollar nuestra creatividad e imaginación. No vivíamos preocupados por el placer, y menos pensábamos en el estar siempre divertidos al máximo. En pocas palabras la diversión era importante, pero no un valor primordial.

Por lo contrario, en la actualidad la educación se centra en que los hijos siempre estén ocupados, siempre estén divertidos. Pero, la diversión no es sinónimo de estar felices.

Hay niños que no saben estar sin hacer nada, y los padres les dan inmediatamente desde la más tierna edad los iPads, o celulares, o cualquier aparato tecnológico, para que tengan un juego en que divertirse.

Estos padres están más preocupados que sus hijos se diviertan, desde muy pequeños, siempre los quieren tener ocupados con cosas divertidas.

La necesidad de tener ratos de aburrimiento, no es mala, al contrario; aunque hoy día se piense todo lo contrario. 

Es allí en ese encuentro con uno mismo, en un estado mental de calma, que se tiene tiempo para la reflexión sobre uno mismo, una reflexión sobre el mundo, sobre nuestro entorno, produce un gran activador de grandes tareas, y puede ser una gran influencia para la creatividad, para la lucha, saber que con sacrificio se pueden lograr grandes cosas.

Se nos olvida que el soñar despiertos enriquece nuestra imaginación, nos muestra posibles soluciones a nuestras dificultades, o nos muestra el siguiente reto a seguir. 

El avance que vemos en la ciencia y la tecnología, se la debemos al tiempo libre, a la aburrición de otras personas para poder echar andar la creatividad y hacer innovaciones.

El no tener nada que hacer, supone actividad del alma, creatividad ilusionada, contemplación de un atardecer, de contemplar como las nubes van cambiando de formas, subir a un árbol, y poder crear historias fantásticas desde allí. Hay tantas cosas en las cuales se puede perder el tiempo desde la infancia, dejándolos que ellos mismos puedan crear, con su imaginación, diversos juegos; sin necesidad que todo sea organizado por los padres y sea divertido, sobre estimulando a los hijos.

La sana diversión. Aprender a disfrutar, el tiempo libre desde la más tierna infancia, a que los niños, usen su imaginación. 

Como adultos nos acordamos cuando nos organizábamos diversos juegos, y hacíamos nuestras propias reglas. Yo recuerdo muy bien, que subíamos al árbol que estaba cerca de la casa, y el que subiera más  alto era la reina o el rey por ese día.

El crear los propios juegos, da seguridad, y uno va creciendo, dando soluciones a cada situación que se va presentando cada día, pensando por uno mismo, y creando juegos y situaciones que nunca imaginaríamos.

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