Forjadora de una nación
Los escritos son muchísimos sobre nuestra historia, sobre la identidad que tenemos, ha sido difícil definirnos...
Los escritos son muchísimos sobre nuestra historia, sobre la identidad que tenemos, ha sido difícil definirnos como nación unida y a pesar de los contrastes culturales, educativos, económicos y sociales existe un punto de unión que no distingue raza, ni clase social: es la identificación con la Virgen de Guadalupe. “No hizo nada igual con ninguna otra nación”.
La historia nos dice: “Diez años después de tomada la Ciudad de México se suspendió la guerra y hubo paz entre los pueblos, así como empezó a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios, por quien se vive. (…) en el año de 1531, a pocos días del mes de diciembre, sucedió que había un pobre indio de nombre Juan Diego, según se dice, natural de Cuautitlán” (…) Cuando llegó a la cumbre, vio a una señora, que estaba allí de pie y que le dijo que se acercara. Llegado a su presencia, se maravilló mucho de su sobrehumana grandeza: su vestidura era radiante como el sol”.
La petición de la señora del Cielo, como Juan Diego le llamó cariñosamente, se menciona en el Nican Mopohua: “Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra” y más adelante en otra de las apariciones le dijo la frase que se encuentra escrita en la Basílica de Guadalupe, con la que son acogidos todos los que la buscan “¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa”.
Hoy podemos encontrar muchísimos templos a lo largo y ancho de nuestra nación, dedicados a la santísima Virgen de Guadalupe, así como en el mundo. ¿Para qué pidió un templo? Para que todos nos sintiéramos en su casa cuando fuéramos allí a rezar, para decir a cada habitante de nuestro país las mismas palabras que dirigió a Juan Diego: “No estoy yo aquí que soy tu madre”.
A diferencia de las apariciones de la Virgen María en Europa. Todas ellas con grandes enseñanzas, con grandes delicadezas de la Santísima Virgen, pero sus mensajes. Fueron mucho más dramáticos, hablando sobre la necesidad de conversión y rectificar el camino, de lo contrario vendría un gran caos.
En la Salette, Francia, en 1846, la Virgen María se apareció a dos niños. Les entregó mensajes secretos a cada uno. El entregado a Maximino nunca fue revelado públicamente por el Vaticano. El mensaje a Melanie, contiene muchas revelaciones proféticas y está dividido en 33 partes. Estas revelaciones incluían que vendrían caos, tribulación y persecución en la Iglesia.
En Lourdes, en el año de 1858, le dice a una pastorcita "Yo era la Inmaculada Concepción", nombre que no entendía, y tuvo que ir repitiendo todo el camino, para poder repetírselo al sacerdote.
En Fátima, Portugal, hace poco más de 100 años, su mensaje hoy sigue siendo vigente mensaje, “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Habló sobre la necesidad de conversión y rezar el rosario diariamente, para prevenir una gran catástrofe. Siendo tres los mensajes de la Virgen en Fátima, en Medjugorje, Bosnia, desde el año 1981, se le apareció a cinco niños, Sus mensajes son de paz, pero a algunos videntes les ha dado mensajes que darán a conocer en su debido momento, siendo estos con tintes apocalípticos.
Estas son algunas de las apariciones que ha habido, y en ellas vemos un amor muy grande de la Virgen Santísima a todos nosotros.
Las apariciones de la Virgen de Guadalupe, es sencillamente: "madre" y ella está allí para ayudarnos, solo debemos entregarle nuestras necesidades. Sus palabras son hermosas, llenas de bondad, que todos los días nos quiere decir, que, ante nuestras preocupaciones, ante nuestros días difíciles, cuando sentimos que el mundo se nos viene encima, Ella está aquí y ante todas nuestras dificultades, nuestros miedos de todo tipo. Ella nos sigue diciendo “No temas…”.
La historia nos dice que a partir del siglo XVI se inició el mestizaje en nuestro país. Mestizaje racial y cultural, involucrando a personas de diversos orígenes y características: mexicas, españoles, tlaxcaltecas, otomíes, africanos, chinos y filipinos. Y a la pregunta ¿Cuál fue el principal elemento de solidaridad, de cohesión, de integración de identidad, de pertenencia, que pudo abrazar a tantas raíces y culturas distintas, e integrarlas en una nueva nación, pluricultural, mestiza y variada? La Virgen de Guadalupe.
Ella es símbolo de encuentro entre todos los mexicanos, incluso entre los no creyentes. Su mensaje de paz, de reconciliación, de solidaridad y de unidad siguen vigentes en nuestros días.