|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

AMLO RECHAZÓ APOYAR A LOS EMPRESARIOS. El peso mexicano lideró las pérdidas monetarias mundiales el pasado miércoles después de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, rechazó las solicitudes de un estímulo fiscal para compensar el impacto del coronavirus en la economía de México.

 

La moneda se hundió hasta 4% en medio de una liquidación global, lo que resulta en su tercer caída en cuatro días. Si bien expertos pronostican que la economía podría contraerse hasta 7% este año, el mandatario dice que no intervendrá para ayudar al sector corporativo. Esa posición es casi única entre líderes mundiales y ha disgustado a los inversionistas.

 

“Definitivamente necesitamos un paquete de estímulo fiscal, además de la necesidad urgente de flexibilización monetaria”, dijo Claudia Ceja, estratega de BBVA en Ciudad de México. “Si no se logra, es difícil ver una salida anticipada de la próxima recesión”.

 

Estrategas de BBVA dijeron el miércoles pasado que, sin un plan de acción, México podría perder su calificación de grado de inversión en un rango de dos a cuatro años. La semana pasada, calificaciones globales de Standard & Poor's redujeron la nota crediticia soberana de México a 'BBB'.

 

El Consejo de Estabilidad Financiera de México también expresó preocupación de que la elevada volatilidad podría conducir a nuevas rebajas. El peso ha tenido un rendimiento inferior al de otras monedas de mercados emergentes desde mediados de febrero, después de eclipsar a sus pares en las primeras semanas de 2020.

 

Sin embargo, las autoridades han tardado en reaccionar ante la caída del precio del petróleo y la propagación del coronavirus que afectan los activos mexicanos. La moneda ha perdido 20% de su valor en los primeros tres meses del año, el peor desempeño trimestral en medio siglo.

 

Aun así, en su conferencia de prensa de este día, AMLO rechazó la idea de un rescate y subsidios fiscales, al tiempo que reiteró que no quiere utilizar las reservas del Banco Central. En cambio, López Obrador expuso que se centraría en las necesidades de los pobres por encima de las necesidades de las grandes empresas mexicanas.

 

“Los sectores económicos, no todos, quisieran que aplicáramos las mismas recetas que antes”, indicó el presidente. “Enfrentar la crisis: crédito del Fondo Monetario Internacional. Enfrentar la crisis: pedir a la gente que se ajuste el cinturón. Enfrentar la crisis: subsidios fiscales. Enfrentar la crisis: salvamento y rescate… No más. Tenemos que proteger a los pobres primero”. AMLO anunciará más medidas de salud y económicas el domingo; no obstante, su postura lo deja rezagado tras la mayoría de otros países, y los mercados ya se dieron cuenta.

 

En todo el mundo, “los anuncios de grandes estímulos fiscales y monetarios en realidad han estabilizado algunas monedas y otros activos”, señaló Brendan McKenna, estratega de Wells Fargo en Nueva York. “AMLO ha sido extremadamente lento para responder y hacer todo lo posible para proteger la economía y creo que se nota en el desempeño del peso”.

 

Es inútil tratar de entender las decisiones y razonamientos del Presidente con los instrumentos del análisis político, pues su conducta como jefe de Estado sólo es comprensible desde otra disciplina, la psiquiatría.

 

Por si había dudas, el pasado viernes planteó en su conferencia en Palacio Nacional que la pandemia y la crisis de salud que caen sobre México “nos vino como anillo al dedo para afianzar el propósito de la cuarta transformación”. Nunca habíamos oído a un jefe de Estado, en el mundo, decir –y pensar– que una desgracia de esta magnitud que trae muertos, enfermos, desempleados y quiebre de empresas, le  venía bien a un proyecto político. Como anillo al dedo para afianzar sus propósitos.

 

Una eminencia de la psiquiatría mexicana me explicaba ayer que la conducta presidencial manda señales de un problema de demencia vascular, que es la segunda causa de demencia del país, después del alzhéimer. Es un padecimiento que tiene sus orígenes en la presión arterial alta y se agudiza cuando se viven situaciones de estrés.

 

La presión arterial alta y el estrés pueden tener un impacto en todos los vasos del cuerpo humano y provocan infartos a nivel cerebral, sin que sean percibidos por quien los padece. No hay pérdida de memoria, sino que se refleja en dificultades para comprender, discernir, pensar bien y tomar decisiones lógicas. Ese es el proceso que estaría iniciando en el Presidente de la República, y que afecta su buen juicio para tomar decisiones.

 

La visita al ejido que es cuna del Chapo Guzmán y lugar de residencia de su familia, la hizo en un momento en que la ciudadanía esperaba a un Presidente concentrado en la crisis de salud, la económica y los efectos de ambas.

 

Desde que comenzó el apremio por la inminente llegada del coronavirus a México, el Presidente minimizó el tema a pesar de que en otros países las personas morían por miles. Hacía bromas, recomendaba abrazos, salir a las calles a consumir, repartía besos, encabezaba mítines multitudinarios mientras el equipo de Salud federal advertía de los riesgos de la epidemia y de las providencias que era necesario tomar para no contagiarse ni contagiar. Pasaron casi dos meses para que tuviéramos una recomendación cuerda de su parte: sana distancia. Y la violó al día siguiente.

 

En el país ha comenzado a morir personal médico del IMSS por el contacto con gente contagiada a la que hay que atender, y el Presidente no se conduele, sino que considera que esta pandemia “cayó como anillo al dedo para afianzar el propósito de la cuarta transformación”. Va a morir gente pobre en México porque el Presidente no ordenó una campaña amplia de información, que llegara a los sectores populares, por lo que no se han seguido los lineamientos correctos para evitar contagios. Eso en un jefe de Estado nos dice, tristemente, que no está en sus cabales. 

 

El pasado jueves contradijo a su secretario de Hacienda sobre la caída de la economía nacional. Y habló como experto: “las variables están alteradas..., los precios del petróleo no seguirán cayendo...”. Luego de desmentir a Arturo Herrera, el Presidente dijo a los medios de comunicación que no conoce lo planteado por Hacienda en los Precriterios de Política Económica 2021 y sus previsiones para este año. ¿Entonces?

 

Como si no hubiera la urgencia de una crisis sanitaria que atender, desempleo que evitar y mortandad de empresas que impedir, el Presidente anunció que “vamos a iniciar un plan para reforzar la capacidad de refinación de las refinerías”. Pemex Refinación pierde al año más de 60 mil millones de pesos, es decir, López anuncia que vamos a gastar dinero en perder dinero.

 

No hay instrumentos para hacer un análisis político de su conducta. Los sociópatas y perversos tienen una finalidad y una estrategia, y este no es el caso. Cuidado con el Presidente. Sobre todo, cuando los estragos en la economía lo agobien y quiera tomar decisiones “históricas”.

Lo más leído

skeleton





skeleton