Meade y su ejército
El objetivo se consiguió, pues estos personajes están comprometidos de lleno con la causa.
El destape formal de José Antonio Meade Kuribreña –ex titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público– como precandidato del PRI a la presidencia de la República, provocó un sismo político en todo el país cuyos efectos también se sintieron en Quintana Roo, donde el ex funcionario tiene también innegable influencia.
Antes de ser el encargado de las finanzas nacionales, Meade Kuribreña estuvo al frente de la influyente Secretaría de Desarrollo Social, desde donde empezó a tejer las redes de soporte a su proyecto político; ya se perfilaba como uno de los contendientes por la candidatura del partido en el poder.
Y esa influencia en la Sedesol no se ha diluido ni un ápice. En la delegación federal de Quintana Roo, que dirige desde hace menos de un mes la experimentada chetumaleña Rosario Ortiz Yeladaqui, una gran parte de su estructura operativa de mandos altos y medios son soldados leales de José Antonio Meade, y estaban listos para la batalla electoral desde antes de su destape.
El virtual candidato Tricolor, de perfil cien por ciento tecnócrata, tuvo a su lado hábiles políticos y operadores que antes de su salida de la Sedesol para ascender a la Secretaría de Hacienda promovieron ascensos y compensaciones para elementos claves de la burocracia en todas las delegaciones de Desarrollo Social, a fin de granjearse la lealtad para el jefe que se encaminaba a pie firme rumbo a la contienda electoral.
El objetivo se consiguió, pues estos personajes están comprometidos de lleno con la causa, ya que conocen personalmente cada una de las facetas del precandidato y hasta detalles personales como el hecho de que es amante de los Chocorroles y la Coca Cola, productos que devora con avidez cotidianamente.
Esa maquinaria lista para ponerse en marcha fue complementada con la llegada de Rosario Ortiz Yeladaqui, veterana política con kilogramos de experiencia acumulada en batallas electorales y una disciplina a prueba de fuego, que sin duda sumará su talento a los propósitos de su partido aunque en público lo niegue.
Que a nadie extrañe que la delegación estatal de la Sedesol se convierta en un búnker disfrazado de la estrategia electoral de Meade Kuribreña en Quintana Roo, pues es allí donde el candidato menos priista de los que ha lanzado el PRI tiene a su gente de confianza, algunos de los cuales tomarán el papel de comandantes y lugartenientes en la gran guerra de 2018.