El candente UBER
Aprobación del servicio en Quintana Roo es casi imposible.
Después de un año y dos muertos en la cuenta del conflicto taxistas-Uber, el titular de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (Sintra), Jorge Portilla Mánica, juró que la dependencia está trabajando para regular al servicio que presta la empresa digital en el estado, aunque casi de inmediato tiró la papa caliente al Congreso local, que también se ha visto lento con el tema de la urgente Ley de Transporte.
Por lo visto, el escándalo nacional que desató la muerte de un taxista en Cancún, atropellado por un vehículo desconocido mientras forcejeaba con un chofer de Uber en la carretera al aeropuerto, cayó como balde de agua fría sobre el gris funcionario que se desperezó de golpe para intentar arreglar un problema que creció abonado por la desidia institucional.
Portilla Mánica, quien hasta hace unos días esgrimía la ilegalidad de Uber para justificar la cacería de choferes de la empresa trasnacional, apoyados casi siempre por grupos de choque del sindicato de taxistas de Cancún, cambió por completo el tono y ahora señala que la Sintra está abierta a la libre competencia, siempre y cuando los que ofrecen el servicio cumplan con regularizarse.
Al parecer, todo lo que le faltaba al funcionario era la motivación suficiente para cumplir con su papel de autoridad, y ahora que siente pasos en la azotea porque por sus malas calificaciones es considerado el peor funcionario del gabinete del gobernador Carlos Joaquín González, empezó a trabajar en un tema explosivo que debió atender desde el primer día.
Para su infortunio, la regulación de Uber no será asunto sencillo, pues esta tiene que pasar el filtro del Congreso local donde los taxistas tienen varios diputados con intereses electorales cantados para el 2018, entre estos el perredista Emiliano Ramos Hernández, quien en su oportunidad se manifestó a favor de mantener el monopolio de los sindicatos de taxistas manteniendo a Uber en la ilegalidad.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los taxistas apostarán el todo por el todo para evitar la regulación, usando como moneda de cambio su amplia estructura experta en servicios electorales mercenarios para convencer a los diputados de cerrar el paso a Uber.
Portilla Mánica hipotecó su palabra de que Uber se quedará en el estado con una necesaria regulación, aunque es más fácil decirlo que hacerlo. Si no cumple, se empezarán a afinar las cuerdas para tocarle las golondrinas.