Magisterio sin cabeza

El gremio magisterial de Quintana Roo representa un atractivo político enorme para las coaliciones partidistas.

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Con más de 20 mil trabajadores que integran sus distintas áreas y sectores, el gremio magisterial de Quintana Roo representa un atractivo político enorme para las coaliciones partidistas que se disputarán las senadurías, diputaciones federales y los 11 ayuntamientos de la entidad en este 2018, no solo por su amplitud numérica, sino también por la capacidad de influir en los resultados electorales que han mostrado una y otra vez. 

Hasta hace apenas un lustro, con la otrora poderosísima ex lideresa Elba Esther Gordillo en la cima del poder, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que aglutina a más del 90 por ciento de los trabajadores del magisterio imponía condiciones y negociaba fuerte con los partidos “grandes” para acceder a posiciones de privilegio en la estructura gubernamental. 

La astuta Elba Esther, recién liberada de prisión por el gobierno federal, logró pactar con tirios y troyanos según su conveniencia, adaptándose a la alternancia del año 2000 con la creación de su propio partido, Nueva Alianza, para vender servicios mercenarios electorales donde los maestros y la estructura sindical eran la principal moneda de cambio. 

Pero esas épocas de gloria del SNTE quedaron en el pasado, y en la actualidad el sindicato magisterial mayoritario y su brazo político, el Panal, perdieron por completo el liderazgo del magisterio y con ello su poder real. 

A nivel local, los mínimos esfuerzos del, Fermín Pérez Hernández –dirigente de la sección 25–  para reconciliar al gremio con el sindicato no han servido para nada, porque los trabajadores saben que el SNTE solo sirve para mantener a una clase política magisterial ociosa con títulos cuasi nobiliarios. 

Las oficinas sindicales ubicadas en la Avenida Insurgentes de nuestra capital que antes desbordaban vida y eran el centro operacional de los maestros, son ahora el escenario perfecto para hacer una película de terror, ya que permanecen en una fantasmal soledad donde ocasionalmente se ve deambular como almas en pena a uno o dos comisionados sindicales. 

Sin el SNTE, el magisterio es un reino indómito sin cabeza, que está listo para que nuevos liderazgos se alcen y expriman su potencial. Y esto lo saben todos los partidos que con diferentes enfoques han desplegado estrategias para enamorar al magisterio, tejiendo redes de apoyo político y proselitista desde el interior, comiéndose el mandado del SNTE y Panal, donde siguen sin reaccionar.

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