El día histórico ha llegado para Quintana Roo con la inauguración del primer tramo del Tren Maya, un proyecto que no solo conectará regiones, sino que también se erige como el tren de la justicia social.

Se trata pues de una joya de la Cuarta Transformación encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien pese a múltiples escollos, cumplió su promesa de poner en marcha el tren el 15 de diciembre de 2023.

La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa, quien fue testigo privilegiada de esta magna obra, no ha escatimado en resaltar su importancia para el crecimiento y la transformación profunda para el estado caribeño.

Esta infraestructura, más que raíles y estaciones, es un lienzo que plasmará la historia viva del pueblo maya. Desde los mágicos talleres artesanales hasta la majestuosidad de la selva que enmarca la ruta, el Tren Maya se presenta como una ventana abierta hacia la riqueza cultural y arqueológica de la región. Es, sin duda, un viaje que promete visibilizar y apreciar la identidad única de Quintana Roo.

La gobernadora Lezama ha destacado con orgullo el impacto social y económico de esta obra. Más allá de su función de transporte, el Tren Maya generará empleos, especialmente para la juventud que se prepara como técnicos y profesionales ferroviarios.

Este no es solo un tren que avanza sobre raíles, sino una vía que impulsa el desarrollo y el bienestar de las comunidades locales.

La inauguración de la primera etapa, de San Francisco de Campeche a Cancún, marca un hito en la historia del sureste mexicano. No es solo la apertura de un tramo de 473 kilómetros, sino el comienzo de una transformación que abarcará un total de mil 554 kilómetros de ruta.

El anuncio del presidente López Obrador sobre la operación del segundo tramo a Palenque, Chiapas, el 31 de diciembre, demuestra el compromiso continuo con este proyecto de envergadura.

El presidente ha destacado con énfasis la gesta detrás del Tren Maya, ya que lo considera un logro en tiempo récord, sin deudas, respetando el medio ambiente y con la participación de cerca de 100 mil trabajadores.

Este es un monumento a la ingeniería ferroviaria mexicana y un ejemplo para el mundo, trascendiendo gobiernos y demostrando que, cuando los mexicanos se unen, no hay límites para lo que pueden lograr.

Cada una de las más de un millón de horas invertidas en este proyecto representa un paso firme hacia un futuro más próspero para Quintana Roo y todo México.

El Tren Maya no es solo una obra de transporte; es un símbolo de unidad, progreso y justicia social que conectará a las comunidades, preservará la identidad cultural y abrirá nuevas oportunidades para las generaciones venideras.

En este viaje hacia el futuro, Quintana Roo se sube al tren del desarrollo, y el resto de México no puede hacer más que seguir su ejemplo.

¿Llegarán sus beneficios a los más necesitados?