Hay de navidades a navidades
“Hagamos en la Nochebuena el gesto hermoso de congregarnos como familia en torno al pesebre...
“Hagamos en la Nochebuena el gesto hermoso de congregarnos como familia en torno al pesebre casero”, anónimo.
En estos días que uno piensa sobre como pasar la Navidad; las posadas, la comida, el vino, los regalos, el viaje, etcétera, a veces no tenemos el tiempo de pensar en su significado.
Busquemos una Navidad más llena de Dios, buscando su verdadero sentido; dejando a un lado el ruido político, del trabajo, fiestas… y para eso es este tiempo, tiempo de Adviento.
Adviento, viene del latín adventus Redemptoris, es decir, venida del Redentor. Es un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento del Niño Dios.
Busquemos desintoxicarnos del ruido para entrar en silencio. Es en el silencio donde podemos llegar a contemplar el amanecer, disfrutar del sonido de las olas del mar, se aprecia la belleza de la vida, interiorizando sobre nosotros mismos y nuestros seres queridos.
Este Adviento nos invita a prepararnos en silencio para escuchar a Dios, escuchar al Niño Dios que quiere llenar de ternura nuestro corazón; lo importante es abrir las puertas de nuestra alma.
Solo en el silencio podemos escuchar el lenguaje de Dios, y es la gran invitación del Adviento, a escuchar sus palabras, siempre llenas de amor y cariño, para prepararnos y buscarlo. Solo así podrá ser una Navidad muy diferente a las anteriores.
La indiferencia y egoísmo de los belenitas hace casi dos mil años, por quedarse en el ruido del censo, perdieron la gran oportunidad de abrir las puertas de sus casas al Redentor. Y ser los primeros habitantes del planeta de inclinarse ante Dios y adorarlo. En esa noche misteriosa, llena de luz, sin replicar las campanas, Jesús nace muy pobre: teniendo por cuna un pesebre, naciendo en una gruta a las afueras de Belén, por no haber lugar en las posadas.
Hoy este Niño quiere volver a nacer, nacer dentro del corazón de cada ser humano, y quiere que esta Navidad ser el invitado de honor en cada hogar, en cada corazón; y llegará acompañado de la Virgen y San José. Cambiando la actitud de uno mismo y toda la familia, siendo esta Navidad muy diferente a las anteriores.
Con el invitado especial que es Jesús. ¡La verdadera fiesta, la de Jesús, está por comenzar! Lo importante ahora, es estar preparados.