Como sociedad no conocemos en realidad esa palabra, nuestras acciones cotidianas son egoístas, nunca pensamos en el largo plazo o en los que vienen después, cuando mucho pensamos en nuestros nietos, pero en un sentido material del patrimonio que les dejaremos.

Pero pocos son los que anticipan el dejar un paisaje intacto, una especie animal viva, árboles o simplemente recursos para que nuestra especie pueda sobrevivir en el futuro.

¿No debería ser considerado un crimen contra la humanidad matar un elefante, cuando sabemos cuya población se ha reducido a unos cuantos miles? Las leyes económicas indican que entre mas escaso es un bien, mayor es su precio.

Si aplicamos algunas de esas leyes para los productos comestibles, una langosta vale más que un camarón. ¿Y cuando no existan ya langostas o camarones?, ¿tiene algún sentido seguir consumiendo recursos irremplazables?

Soluciones hay muchas, pero pocas las ponemos en práctica, asumo que es nuestra tendencia a sentirnos únicos, mejores e indestructibles como especie. Si no me creen, pregúntense porque seguimos consumiendo sustancias que sabemos nos hacen daño solo porque nos gustan.

Viviendo en un estado como Quintana Roo, un entorno con recursos finitos, con ecosistemas frágiles deberíamos de limitar los impactos y en lugar de hacerlo los provocamos… mayor masificación turística, asentamientos irregulares, poca inversión en infraestructura energética sustentable. Y luego, cuando ya no quede nada, ¿A dónde nos vamos?

Si escribo de esta manera es porque pretendo generar algo de conciencia, en el pasado las voces disconformes eran las precursoras de los cambios, pero se necesitan miles de ellas para cambiar pensamientos y actitudes.

En nuestro entorno existen pocos detonadores para crear cambios, todos estamos inmersos en generar mayor riqueza cueste lo que cueste. Si hay alguien leyendo, que considere que no ha hecho suficiente para cambiar las costumbres consumistas, está a tiempo de sumarse porque desgraciadamente y cada vez más rápido nos acercamos a solo tener muchos humanos viviendo en un lugar gris, si exactamente, como esos que se ven en las películas post apocalípticas.