PRI como el ave fénix

En varios estados del país hubo renovación de las dirigencias del PRI y sin lugar a dudas creo que la...

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En varios estados del país hubo renovación de las dirigencias del PRI y sin lugar a dudas creo que la de Quintana Roo era la más esperada. Y es que en medio de un partido silencioso y temeroso en asomar la cabeza ahora con la nueva dirigencia estatal encabezada por Candy Ayuso y José Alberto Alonso Ovando, el PRI podría empezar a resurgir con mayor libertad y vigor; siempre y cuando no sigan los pasos anteriores de un ex dirigente que aun sueña regresar a la escena política como diputado federal. Uno de los problemas más grandes del PRI es que funcionaba como oficina electoral del poder ejecutivo en los tres órdenes de gobierno, y le correspondía cargar con el lastre o con el prestigio, derivados de los desempeños gubernamentales, lo cual es, también, uno de los factores del desprestigio, que le han hecho ir perdiendo la supremacía como el poderoso partido político que fue.

Este año sin lugar a dudas será decisivo con miras a las elecciones del 2021 y en donde el PRI si requiere resurgir de las cenizas como el ave fénix deberá regresar a los tiempos en donde se escucha a las bases y se tomaban consensos, es decir, se hacía gente a cada uno de los militantes.

Gente como Jesús Rodríguez, Alondra Herrera, Miguel Cabrera entre otros aún pueden hacer renacer al tricolor, siempre y cuando entiendan que una cosa es la lealtad, el respaldo y la solidaridad del partido con los jefes políticos y otra, muy distinta, es actuar con timidez, temor, sujeción y dependencia actuando sin iniciativas propias, fieles a la cultura de la línea, la disciplina y la obediencia.

Hoy más que nunca el PRI en la entidad y creo así es también en todo el país necesita priistas convencidos los cuales entiendan la titánica labor que se les viene encima y que estén dispuestos a saber en qué momento ser oposición y en qué momento ser aliados del gobierno en turno.

Durante el tiempo en que el PRI controló el poder, la mayoría de las veces de manera casi absoluta, de 1929 a 2000, el país avanzó en muchos aspectos. Negarlo sería absurdo. Los que se mantuvieron en el barco en esta nueva dirigencia tienen que entender que en el pasado el PRI olvidó a su gente, a su verdadera estructura.

Olvidó a sus seccionales y a quienes año con año eran relegados. Ni siquiera en el último gobierno priista se buscó un verdadero acercamiento a las bases. Es por ello que el trabajo que tienen en frente será abismal, pero mostrando apertura, humildad y consenso creo que en las próximas elecciones el tricolor puede obtener buenos resultados.

De aquí en adelante, es posible que dicho Instituto Político, le ponga más ganas al cumplimiento de sus compromisos, no tan solo con la militancia que al parecer se está unificando ya, sino también frente a la sociedad, donde fue presentado como la organización política más indeseable, en aras de una competencia política que, finalmente, dio resultados para unos de manera momentánea, pero también para otros les dio la oportunidad de colocarse como los buenos, aunque no lo sean, tal y como se ha venido demostrando.

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