La apicultura en Quintana Roo

La apicultura en la Península de Yucatán es de gran importancia, tanto en los ámbitos económico...

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La apicultura en la Península de Yucatán es de gran importancia, tanto en los ámbitos económico, social como ambiental. Yucatán y Campeche son los principales productores de miel en México, dejando muy lejos al estado de Quintana Roo, en el rublo como productor de miel.

Tanto Yucatán como Campeche, han siempre exportando la mayor parte de su producción, especialmente a Europa, gracias a la alta calidad del producto. La producción de miel es una fuente clave de ingresos para más de 11,000 apicultores en ambos estados, no así en nuestra entidad. Ésta actividad sigue contribuyendo al desarrollo económico de las comunidades rurales, mediante la participación de mujeres en la actividad.  

Desde el punto de vista ambiental, las abejas juegan un papel esencial en la polinización de más del 70% de los cultivos en el mundo, lo que subraya su relevancia para la seguridad alimentaria global. Además, la actividad apícola en la península tiene un componente cultural y ecológico significativo. La Alianza Maya por las Abejas busca preservar la biodiversidad local, proteger los ecosistemas como la selva y mantener el uso sostenible de los recursos naturales.

En Quintana Roo existen muchos esfuerzos de apicultores que, unidos en cooperativas, luchan por ser escuchados por las autoridades para poder desarrollar la apicultura y así ponerse a la par con sus vecinos peninsulares, en cuestiones de importancia en producción y exportación; sin embargo, también hay un problema de rezago en la implementación de tecnología, que los podría ayudar para mejorar la recolección y la producción. 

Como consecuencia, el abasto a los grandes consumidores los rebasa y eso provoca que muchos de estos grandes compradores prefieran miel envasada por los price clubs, a precios que competitivamente son imposibles de sostener, quedando únicamente en el consumo de la población local.

Es necesario revalorizar este producto y la actividad de estos apicultores, quienes necesitan del apoyo del consumo local, de la industria gastronómica quintanarroense, el hotelería y los comercializadores de productos alimenticos; solo así Quintana Roo será, a la par de Yucatán y Campeche, un productor significativo de miel peninsular.

En resumen, la apicultura no solo es una actividad económica estratégica en la península, sino que también fortalece la cohesión social y la protección ambiental, promoviendo prácticas sostenibles que benefician tanto a las comunidades como a los ecosistemas locales. Cierro con esta frase que aprendí de los apicultores norteamericanos, No bee, no human being, “Sin abeja no hay ser humano”. Chef. (Juan Carvajal / Voces Universitarias)

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