La dignificación de la política
Hace unos días, en una cafería del centro de Cancún, compañeros del gremio periodístico local debatimos...
Hace unos días, en una cafería del centro de Cancún, compañeros del gremio periodístico local debatimos sobre “¿Cómo dignificar la política?” Unos señalaron que esto sólo se logrará el día que los políticos dejen robar, otros más sugirieron que se debe terminar con la partidocracia, y finalmente otros –a los que me uno- se pronunciaron por la necesidad de que la gente participe y ya no permita que los políticos la vean como si fuera tonta.
Así es. El día que los políticos respeten a la población y la informen con veracidad. El día que dejen de adornarse y emitir datos falsos y el día que reconozcan que ellos forman parte de la sociedad y que aquello que perjudica a la gente, también los perjudica a ellos, entonces se dará un gran paso.
Es momento de eliminar la “encuestitis” o “encuestocracia” que no es más que un medio de manipulación de masas para que la gente crea que las cosas van muy bien y que los políticos son seres trabajadores, limpios y honestos, pese a que las evidencias dictan lo contrario.
Cómo olvidar aquellas encuestas que situaban al Carlos Joaquín como uno de los mejores gobernadores estatales en el país, cuando la realidad es que no gobernó, ni siquiera le interesó gobernar el estado, estado que entregó a sus allegados para que éstos se encargaran de hacer y deshacer a sus anchas, y él sólo aparecer en la foto.
Lo mismo la semana pasada, en un comunicado emitido por un gobierno municipal, se aseguró que había una mayor percepción de seguridad entre la gente, que la población ya se sentía más segura que antes.
Y aquí es donde marcamos: ¿En verdad creen que la gente es tonta?
Sabemos que en muchas ocasiones, la autoridad municipal se ocupa de forma íntegra a su agenda y con confianza delega a sus colaboradores la realización de trabajos como ese. Estamos conscientes que un presidente municipal no puede estar en todo, sino que contrata a profesionales de las diferentes áreas para que realicen sus funciones.
Pero a veces esto no es así y las cosas fallan, dejando en entredicho al gobierno por completo y principalmente a la autoridad, quien aparece en el comunicado, en este documento oficial, afirmando, diciendo, señalando, apuntando… lo que ahí se dice (unas barbaridades).
En esta ocasión, el boletín se respaldó o tomó como “fuente” una supuesta encuesta del Inegi, sí, de la misma institución que sostiene de manera oficial que Cancún no ha llegado ni a los 900 mil habitantes, lo cual no amerita más que una sonora carcajada.
Sin embargo (desviándonos un poco del tema) las cifras amañadas del Inegi obedecen al hecho de que éstas son las oficiales y el gobierno federal se basa en ellas para otorgar recursos a estados y municipios. Entonces, entre menos gente, menos recursos. Y entre menor es la percepción de inseguridad, menos dinero a la seguridad.
Entonces: Con comunicados como ese, el gobierno se da un balazo en el pie, pues al quererse adornar con una falacia como la disminución en la percepción de inseguridad, no sólo le quiere ver la cara de tonta a la gente, sino que propicia que el gobierno le envíe menos recursos por concepto de seguridad pública.
La percepción de mayor seguridad se logra a través de la simple observación: Cuando se vean más patrullas, más policías, más niños en los parques, la gente se sentirá más segura. Cuando las corporaciones policiales tengan una mejor capacidad de respuesta al llamado de la ciudadanía y cuando sea evidente la disminución de delitos, la gente se sentirá más segura…
… Nunca se sentirá más segura con resultados de falsas encuestas y menos con la elaboración y difusión de comunicados basados en mentiras y triunfalismos en épocas electorales.
¡Basta ya. La gente no es tonta!