La misma jugarreta

En plena época electoral, el gobierno federal determinó que el precio de las gasolinas...

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En plena época electoral, el gobierno federal determinó que el precio de las gasolinas se fijara de acuerdo a la oferta-demanda del producto, olvidándose de los famosos gasolinazos que tanto han afectado la economía de los mexicanos durante muchos años.

Sólo que hay un pequeño pero: el precio se ha ajustado a la alza, es decir, hasta ahora ha resultado peor el remedio que la enfermedad y claro que esto tiene muy molestos a los consumidores que de nuevo, son víctimas del abuso de las gasolineras que no tienen reparos en cobrar lo que se les venga en gana, sin que haya autoridad que los meta en cintura.

El dejar libre el precio de los combustibles a lo que establezca la oferta y la demanda del mercado, puede tomarse como una medida electorera de parte del gobierno federal, porque así podrá decir que no optaron por los perniciosos gasolinazos.

En otras palabras, se están lavando las manos impunemente, pero sin que establezcan mecanismos eficientes para evitar que las empresas que expenden las gasolinas sigan abusando como es su costumbre.

Es más, se supone que el ajuste a los precios de las gasolinas se realizaría hasta enero del año próximo, pero como es común en nuestro país, los prestadores de bienes y servicios hacen con el consumidor lo que más les convenga a sus bolsillos.

Por si ello no fuera suficiente, los precios del combustible en Quintana Roo  son de los más altos de todo el país y Chetumal es una de las ciudades más caras para vivir, donde además son muy escasas las fuentes de trabajo con sueldos relativamente atractivos.

Estamos a escasos meses para que inicie la etapa más importante de las elecciones, ante ello, el gobierno federal tratará de no tomar decisiones que irriten más a la población e impacte negativamente al candidato oficial. Por tal razón se evitó otro gasolinazo, pero en su lugar, optaron por dejar libre el precio de los combustibles que hasta ahora fluctúa hacia la alza.

Estamos cerca de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, en que las familias mexicanas se mantienen unidas, pero tanto en diciembre como al inicio del 2018, el panorama económico no se presta para el optimismo, a menos que seamos diputados, senadores, presidentes municipales, gobernadores, o sea, políticos mexicanos con cierto rango en el poder.

El siguiente año se juega el futuro de nuestro país, las elecciones de junio podrían ser un parteaguas en la vida política, social y económica de México y aparentemente, la lucha por la presidencia se circunscribe a dos candidatos, uno sesgado hacia la derecha más retrógrada y otro hacia el espectro del populismo-totalitarismo.

El asunto de la liberación del precio de las gasolinas es un ejemplo de que como ocurre siempre antes de una elección federal, quienes detentan el poder buscarán congratularse con los ciudadanos que hemos sido víctimas de sus abusos. No hay que perder de vista esta percepción o podremos arrepentirnos en muy poco tiempo.

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