Está en su apogeo el debate por la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente de la república en febrero de este año, que forma parte de un paquete de iniciativas que incluye otras (cerca de una veintena), las cuales podrían votarse en septiembre, con el estreno de la próxima legislatura federal.

La presidenta electa Claudia Sheinbaum también empuja a favor. Su administración empezará en octubre, por lo cual, se advierte, llegaría al sillón presidencial con las modificaciones constitucionales ya "palomeadas". Porque para ello la 4T ejercería la mayoría calificada, que ya tiene en la Cámara de Diputados y que casi tiene en el Senado.

En este debate desarrollado en asambleas informativas, diálogos nacionales y mesas de trabajo surgen mitos que son expuestos por quienes tienen dicha responsabilidad. En Quintana Roo, por ejemplo, la diputada federal Anahí González se activó en ese contexto. La representante del estado en San Lázaro recibió en febrero ese paquete de iniciativas y conoce el material en profundidad.

La también senadora electa pone tres situaciones para analizar: la primera, dice, es que la Suprema Corte de Justicia no desaparecerá como se ha dicho. La realidad, aclara, es que se propone una restructuración con el fin de asegurar que todo el Poder Judicial funcione con autonomía, eficiencia, austeridad y transparencia. De aprobarse, la Suprema Corte se compondría de nueve ministros y no de 11 como ahora.

El segundo mito es que Morena impondrá a ministros, jueces y magistrados. La realidad, enfatiza, es que serán elegidos por voto popular, en un ejercicio libre y secreto como ocurre frente a las urnas en los comicios.

El tercer mito es que "cualquier persona podrá llegar a ser juez". La realidad, plantea, es que los candidatos tendrán que cumplir rigurosos requisitos de ley, como título en Derecho, 10 años de experiencia como mínimo y no haber sido funcionarios federales para evitar posibles conflictos de interés, y algunos más.

Además de lo anterior se propone reducir costos, bajar los salarios excesivos, eliminar las pensiones vitalicias y acortar los periodos de encargo, entre otros. Todo ello, cabe recordar, suscita la polémica y el rechazo de ciertos sectores, que acusan supuesta manipulación. Aunque podrían ser mejoradas durante el debate. Ya veremos.

Conviene citar las voces que se pronuncian al respecto y que, llegado al momento, votarán para concretar la reforma.