Los aluxes: el valor del respeto
Hace algunas semanas, en estas mismas líneas hablamos de la remodelación del bulevar Colosio, sin embargo, la suerte de la Casa...
Hace algunas semanas, en estas mismas líneas hablamos de la remodelación del bulevar Colosio, sin embargo, la suerte de la Casa de los Aluxes como parte de las obras de remodelación del trébol al Aeropuerto Internacional de Cancún, fue un tema que ocupó espacios noticiosos locales y nacionales y saturó redes sociales en la primera semana de julio, pues forma parte de un sincretismo relacionado a la cultura maya.
Las molestias que la obra genera a los conductores, así como el monto de la inversión quedaron opacadas por el interés general de un sector de la comunidad quintanarroense por saber la suerte del nicho instalado desde los años 90 en la parte baja del puente que comunica la carretera federal 307 al Aeropuerto Internacional de Cancún.
Las acciones que los responsables de la obra tuvieron que realizar para la reubicación del nicho, sin duda habla de que se reconoce y respeta la idiosincrasia que se identifica alrededor de la Casa de los Aluxes y eso es un dato para destacar.
Se destaca porque los contratistas no se detuvieron a demeritar la existencia de la Casa de los Aluxes ni a cuestionar los motivos por los que tenían que tomarse molestias para reubicarla.
La historia de la Casa de los Aluxes no fue descalificada de manera alguna por los constructores, ni cuestionada sobre su veracidad, ni calificada de superchería; lo que hicieron fue asumirla y creyendo o no lo que se dice de la misma, le han dado el tratamiento que el colectivo local esperaba, y no es otra cosa que respeto a lo que la comunidad cree de las leyendas, mitos y las anécdotas locales.
Los constructores no han llegado con arrogancia a destruir ni a imponer y eso ha marcado una diferencia con respecto a la otra obra emblemática de la Federación, en la que se han entrampado con juicios y le han frenado, abriendo un amplio rechazo que todavía se dirime en los tribunales.
Cualquier proyecto que se proponga debe tener necesariamente la aprobación y consentimiento de los habitantes en donde se va a desplantar, quienes llegan a un lugar deben buscar ser parte del sitio y buscar pertenecer al mismo, olvidarse de demeritar o descalificar, de arrogancias porque eso mismo puede significar su fracaso.
Las leyes, principalmente de tipo ambiental, ya establecen la condicionante de que los proyectos sean sometidos a consulta pública, por lo que los promoventes deben convencer a los ciudadanos de las bondades que la obra les representará y es el espacio en el que ellos se integran a la comunidad.
Hay varios ejemplos de proyectos que tienen tropiezos porque no logran tener el consentimiento y simpatía de la comunidad, miremos la intención de parque eólico en Cozumel en el sexenio de Felipe Calderón, el cuestionamiento a los Amigos de Sian Ka´an por las restricciones de aprovechamiento para los vecinos de Felipe Carrillo Puerto y de Tulum; en Cancún los desarrollos hoteleros frenados por ambientalistas y se podría hablar también de las empresas avícolas y de porcicultura por referirnos a la Península de Yucatán, nuestro entorno más inmediato, pues en el país hay otros más.
En una sociedad que cada vez se organiza mejor y dispone de herramientas jurídicas para reclamar, el mostrar respeto a la comunidad en sus usos, costumbres y tradiciones debe ser el primer paso.
Todos los proyectos tanto públicos como privados deberían seguir el ejemplo de la empresa constructora con la reubicación de la Casa de los Aluxes y mostrar respeto a la idiosincrasia del lugar al que llegan, ello debe ser sin importar montos de inversión o de beneficios comunitarios y sus nobles propósitos. Como siempre, usted como lector tiene la mejor opinión, pero vale la pena recordar que el diálogo, la comunicación deben ser vínculos para construir una mejor sociedad. Hasta la próxima semana.
MARCO A. DE JESÚS LOZANO OCMAN
marco.lozano@hushmail.com