Los amagues de Marín Mollinedo

Al tabasqueño Rafael Marín Mollinedo se le ha visto muy movido en semanas recientes. Algo quiere y si ese algo es lo que a principios de año...

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Al tabasqueño Rafael Marín Mollinedo se le ha visto muy movido en semanas recientes. Algo quiere y si ese algo es lo que a principios de año reveló, la realidad es que el director de Aduanas se está haciendo fuera de la bacinica.

Y es que “Don Rafa” –como algunos lo conocen- sigue colgado de la amistad con Andrés Manuel López Obrador, quien si bien mantiene las manos (y los pies) metidos en Morena, lo cierto es que el ex presidente debe estar más preocupado por otros menesteres que el de imponer al primo de su ex chofer como candidato a la gubernatura por Quintana Roo.

Está claro que el funcionario federal es aplaudido y arropado por aquellos que muy orondos se jactan de ser  “fundadores de Morena en el estado” y piensan que por ello tienen mano, cuentan con un plus que les debe ser retribuido. Y la realidad ha estado muy lejana de esto.

Pero ¿Qué trayectoria tiene Marín Mollinedo en Quintana Roo? ¿Qué ha hecho por el estado, como para pretender gobernarlo?

El oriundo de Tabasco debería practicar primero una encuesta honesta, en la que los quintanarroenses digan si han oído hablar de Rafael Marín Mollinedo. Y, peor aún, si votarían por él en caso de aparecer en la boleta en 2027.

Ser primo del ex chofer de AMLO y encabezar la fundación de Morena en la entidad -para después replegarse- no causan ningún tipo de furor entre la población local. No, y por el contrario, tratar de imponer una candidatura así, pudiera significar un duro revés para los guindas en los comicios a celebrarse dentro de dos años.

No se duda de su capacidad, de su talento, de su trayectoria en el orden federal; pero si se dice político, debe estar consciente que no cuenta con presencia alguna en la entidad, que su nombre no resuena más allá de algunos grupos morenistas, y que para lograr el máximo cargo público en el estado, se requiere hacer la talacha en la localidad.

Ya a principios de año –se dice- reconoció su intención de buscar la candidatura guinda a la gubernatura de Quintana Roo, “siempre y cuando la presidenta me palomee”. Y hace pocas horas se le vio saliendo de Palacio Nacional, donde –se presume- dialogó con Claudia Sheinbaum, lo cual no significa nada más que una plática con la mandataria. Nada más.

 

Quienes saben de estos asuntos de la política sostienen que es muy común que este tipo de amagues, sobre todo tan adelantados, tengan por objeto presionar para “sacar raja”, es decir, son buscapiés lanzados para negociar posiciones, propias o para sus allegados.

Es por muchos conocida la cercanía de Marín Mollinedo con la senadora Anahí González, a quien ha logrado colocar en candidaturas (y posterior cargo) de diputada federal y ahora en la Cámara Alta.

Pronto veremos si el político tabasqueño insiste en la candidatura a la gubernatura o recapacita y se decanta por buscar una posición para la hoy senadora.

Se dice que pudiera pedir la postulación por la presidencia municipal de Benito Juárez para la hoy legisladora federal.

¿Será?

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