Los elefantes de la Cojudeq

La Cojudeq tiene en un imperdonable abandono un par de importantes templos deportivos.

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Mientras los atletas chetumaleños sufren mil penurias para entrenar en espacios adecuados, la Comisión para la Juventud y el Deporte de Quintana Roo (Cojudeq) tiene en un imperdonable abandono un par de importantes templos deportivos de esta capital que aún tienen mucho que ofrecer, utilizados con inteligencia.

Por el marcado desinterés de los encargados del deporte anteriores y del actual, Antonio López Pinzón, el Palacio de los Deportes “Erick Paolo Martínez” y el estadio de futbol “José López Portillo” están a punto de convertirse en elefantes blancos, ya que su infraestructura está casi abandonada.

El Palacio de los Deportes, remodelado por última vez en 2008 en el gobierno de Félix González Canto, no alberga ninguna de las diversas ligas locales de baloncesto porque la propia Cojudeq se ha encargado de poner obstáculos, reservando el espacio para unos pocos partidos al año de la Liga Mayor de Baloncesto.

Como resultado, la mayoría de los basquetbolistas chetumaleños han optado por trasladarse a parques como el de “Las Casitas” o al gimnasio Nohoch Sukún, desperdiciando el potencial del espacio más adecuado para la práctica de ese deporte.

Por supuesto, la falta de uso le ha pasado la factura al Palacio, pues la duela presenta deficiencias por falta de mantenimiento, mientras que los baños y espacios comerciales están llenos de suciedad y telarañas. Una lástima.

Peor es el caso del estadio José López Portillo, el más grande la ciudad, que sin embargo nunca ha recibido la atención que merece por parte de la Cojudeq.

El famoso “Jolopo”, rodeado de maleza e inmundicia, recibe el mantenimiento mínimo por parte de la dependencia, que no ha sido capaz de darle un uso a ese espacio que cuenta con todo lo necesario para ser el epicentro del fútbol capitalino.

Porque el pretexto de su lejanía con el centro de la ciudad que provocó su abandono en el pasado ya no aplica en la actualidad, con una ciudad extendida y en franco crecimiento.

El “Jolopo” revive de vez en cuando para albergar algún partido ocasional o un evento escolar de trascendencia como el encuentro nacional de bandas de guerra que se realizó en esta ciudad en 2014.

A Antonio López le ha faltado visión para poner en movimiento esos elefantes, que tanto bien pueden hacer por el deporte capitalino.

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