Los tempos
La gente fuera del ámbito musical desconoce el argot y la utilización de ciertas palabras...
La gente fuera del ámbito musical desconoce el argot y la utilización de ciertas palabras como el tempo y suele confundirlo con tiempo.
El tempo es la velocidad de ejecución de una pieza musical (procede del italiano), y se puede usar figuradamente para otras cuestiones de la vida que requieren un cierto ritmo.
Dentro de una ejecución tenemos muchas maneras de realizar nuestra interpretación, pero realmente nos enfocamos en estas tres que tiene que ver básicamente con el tempo.
La primera le llamamos “a tempo”, que no es otra cosa que tocar a una velocidad muy precisa, sin correr, sin retrasos. A Tempo. Después y siendo la manera más humana posible de ejecutar una pieza musical, nos referimos a “tempo rubato”, el rubato se ha conocido de maneras muy diferentes durante los últimos 250 años.
Su definición más amplia hace referencia a la práctica de acelerar y desacelerar el tempo dentro de un pasaje. Normalmente se inicia el compás a tempo y en medio de este se acelera y desacelera la velocidad, terminando este a tempo e iniciando de nuevo a tempo.
Como comenté es la manera más humana de interpretar y no parecer máquinas. La otra manera de utilizar el tempo es una delicia. Me refiero a “Ad libitum”.
Ad libitum, en abreviatura Ad. lib. o Ad. l., es una expresión latina que significa literalmente a voluntad o, si se prefiere a la manera de Shakespeare, As you like it, como se quiera, como gustes.
Alude a un momento generalmente breve de una obra musical en el que el compositor deja al intérprete en plena (o relativa) libertad. En todos estos conceptos y formas musicales como la improvisación, el preludio, la tocata y demás, se aplican estos tempos.
Sólo hay música cuando ésta suena, y su fijación por escrito a través de signos convencionales, si bien permitió un desarrollo innegable en aspectos técnicos y formales del proceso de su composición, no deja de necesitar que alguien los convierta en sonidos y esto lo hace el mismo compositor o un intérprete.
Y a esto solo habría que agregarle el volumen o la intensidad de la interpretación; donde conjugados hacen que una partitura suene diferente con cada intérprete, y prometo hablar al respecto en otra ocasión. Hasta la próxima semana.